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«Nunca sabremos si Odyssey devolvió todo el tesoro de la fragata Nuestra Señora de las Mercedes»

Victoria Stapells, investigadora canadiense nacionalizada española, rememora los episodios de aquella historia en la que se vio envuelta

Victoria Stapells nació en Canadá pero hace 41 años que vive en Sevilla ROCÍO RUZ

M. J. PEREIRA

La antropóloga Victoria Stapells (Canadá, 1954 ) llegó a Sevilla cuando tenía 22 años para investigar en el Archivo de Indias y terminó especializándose en barcos hundidos en la época colonial. De eso hace ya 41 años y permanece en Sevilla, donde montó con su ex marido, Richard Jonhson, la red de academias de inglés ELI , hoy con 17 centros en Andalucía y una plantilla de 130 personas. Pero el nombre de Victoria Stapells, hoy convertida en una mecenas de la música en la capital andaluza, saltó a la Prensa en 2007, cuando se supo que la empresa cazatesoros Odyssey, para la que ella investigó sobre la fragata Nuestra Señora de las Mercedes , había rescatado en El Puerto de Santa María más de medio millón de monedas de oro y plata y se las había llevado a EE.UU. Ahí empezó para ella una pesadilla que hoy todavía le cuesta rememorar.

Llegó a Sevilla en 1976 como antropóloga para investigar en el Archivo de Indias. ¿Qué buscaba?

Quería hacer mi doctorado sobre el contacto de españoles e indígenas en el Nuevo Mundo. Nunca olvidaré mi primer día en el Archivo de Indias. Entré con 22 años, con mi título de Antropología, muy segura de mí misma, subí esas escaleras maravillosas de mármol y pedí un legajo del siglo XVI y no podía leer ni una palabra. ¡Estaba en castellano antiguo! A mí me parecía árabe. Eso fue un fallo de mi formación en Canadá, donde no me hablaron de la paleografía. Entonces salí llorando como una magdalena. ¿Qué puedo hacer? me pregunté desesperada. Finalmente me matriculé como libre oyente en clases de Paleografía, donde conocí a mucha gente con la que todavía me relaciono. Durante siete meses todas las mañanas iba a Paleografía y por las tardes me ponía con las fotocopias de documentos. Volví entonces ocho meses después al Archivo de Indias y ya era una reina leyendo legajos. A partir de entonces investigué colaborando con universidades, academias, instituciones...

¿Continua investigando en el Archivo de Indias?

No, lo dejé cuando saltó lo de Oddysey. De hecho, llevo cuatro años sin pisar el archivo para trabajar, aunque sí me acerco para tomar café con mis compañeros. Y eso que el Archivo era mi vida. Nada me impide investigar, pero es que entro en el Archivo y tengo una especie de corte de digestión con solo pensar en la mala experiencia que tuve con Odyssey.

¿Ha sido Odyssey una maldición en su vida?

Sí. Este asunto tuvo un gran coste personal y profesional para mí pero siempre tuve claro que en este asunto siempre estuve a favor de España.

Fue contratada en 2005 por Odyssey para recopilar información sobre pecios hundidos, entre ellos Nuestra Señora de las Mercedes, que naufragó en 1804. Afirma que le dijeron que la información era para hacer documentales pero después la usaron para extraer del mar más de medio millón de monedas de Nuestra Señora de las Mercedes. ¿Qué conclusiones sacó de todo ello?

En primer lugar, tengo que decir que los periódicos dijeron muchas mentiras sobre mí, entre ellas que era espía de Odyssey, que yo estuve en el barco, que yo tenía una red de gente trabajando para mí, que tuve relaciones especiales con el dueño de Odyssey... Es verdad que yo he trabajado para empresas cazatesoros pero eso no es ilegal y para mí los verdaderos tesoros o joyas son los documentos, que bien empleados nos dicen cosas relacionadas con un momento determinado de la historia. Un naufragio es una cápsula del tiempo. Cuando llegó Odyssey, la empresa más grande en EE.UU. de cazatesoros, venía con un montón de medios y me dijo que tenía todos los permisos de los ministerios e Exteriores y Cultura de España, de la Armada y de la Junta de Andalucía. Todo era verdad menos que contaba con autorización del Gobierno andaluz. Nuestra Señora de la Mercedes era un barco fenomenalmente documentado y desde el primer momento les dije que no podían tocarlo porque era de la Armada Española y los barcos del Rey nunca se pueden rescatar. Éramos un equipo de tres personas en Sevilla trabajando para Odyssey. El primer domingo de mayo de 2007 no se me olvidará nunca porque vi en las portadas de todos los periódicos las fotos de los cubos de monedas subiendo una rampa en Gibraltar a las tres de la mañana. Me quedé horrorizada, mandé un e mail inmediatamente a Odyssey y me dijeron que todo era legal, pero a mí no me lo parecía cuando actuaban con nocturnidad. Al día siguiente ya me estaba llamando la Guardia Civil a mi casa. Inmediatamente les entregué toda la información que había dado a Odyssey para que los abogados de España pudieran demostrar en EE.UU. que el tesoro correspondía al barco de Nuestra Señora de las Mercedes y no al Cisne Negro, como mantenía Odyssey.

Victoria Stapells ha investigado en el Archivo de Indias durante más de 35 años ROCÍO RUZ

¿Sufrió presiones de la empresa Odyssey para que no entregara la documentación que obtuvo del pecio?

Los de Odyssey me dijeron que no contara nada a la Guardia Civil, que ellos me mandarían a sus abogados, pero no les hice caso porque yo me consideraba obligada a contarlo todo, entre otras cosas porque yo no había hecho nada malo, nunca había firmado un contrato de empleada con ellos. Yo declaré a favor de España y mi declaración en EE.UU. era crucial porque yo tenía los e mail guardados en los que les avisaba que era un barco del Rey que no podía ser rescatado. Lo gracioso es que después supe que Odyssey ya tenía a dos españoles trabajando en el Archivo de Indias porque habían pensado que yo no era muy de fiar y se dedicaban a confirmar que mis investigaciones eran correctas. A esas personas ni les tomaron declaración y siguieron un par de años más investigando en el Archivo de Indias como si nada.

¿Se sintió alguna vez como si estuviera viviendo una película de suspense?

Sí, porque después de la Guardia Civil se puso en contacto conmigo el Centro Nacional de Inteligencia. Tanto la Guardia Civil como el CNI me dieron unas tarjetas con teléfonos por si me pasaba algo. La Guardia Civil en ningún momento pensó que yo fuera culpable. De hecho, nunca estuve imputada. En el Archivo de Indias nunca me dejaron de respaldar. Una prueba de mis buenas relaciones con el Ministerio de Cultura es que un año después de lo del caso Odyssey me encargó una investigación sobre buques hundidos.

¿Ha pensado en escribir un libro sobre el tesoro del Nuestra Señora de las Mercedes y Odyssey?

Me lo han pedido pero esta historia me causó tanto daño que primero tenía que procesarla. Es una historia que empezó en 2007 y que acabó en 2012, cuando las monedas volvieron a España. Familiares de un sobreviviente del hundimiento de Nuestra Señora de las Mercedes, que después fue uno de los padres de la Constitución de 1812, le hicieron un gran homenaje en Cádiz y me invitaron al acto porque había escrito mucho de él. Eso me gratificó mucho después de tanto sufrimiento.

¿Oddysey devolvió todo lo que rescató del navío Nuestra Señora de las Mercedes?

Nunca lo sabremos porque, para empezar, los barcos de esa época siempre llevaban contrabando.

¿Siguen las empresas cazatesoros expoliando el patrimonio arqueológico subacuático?

Imagino que después de Odyssey hay un antes y un después. Yo advertí al Centro Nacional de Inteligencia que lo de Odyssey no hubiera pasado si España hubiera tenido una carta arqueológica que le hubiera permitido saber dónde estaban todos sus barcos hundidos. Cuando se descubrió que Odyssey se llevó el tesoro, España se quedó con las bragas bajadas porque no sabía ni dónde estaba.

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