Hazte premium Hazte premium

Misterios de Sevilla

El otro bandolero «Curro Jiménez»

Curro Jiménez es el bandolero más conocido que, quizás, conozcamos, quizás por la televisión que ha ido metamorfoseando su imagen y su historia

José Manuel García Bautista

Curro Jiménez es el bandolero más conocido que conozcamos, quizás, gracias a la televisión. Precisamente este soporte ha sido la que ha ido metamorfoseando la imagen e historia de este personaje que aúna la leyenda y la realidad.

Les quiero contar su historia, allá donde se confunde esta con el mito y con otras identidades más ciertas. Ubiquémonos en Andalucía, precisamente en Cantillana , un pueblo que está a unos 30 Kilómetros de Sevilla. Allí, en 1820 nació Francisco Jiménez Ledesma –aunque estudios recientes descubren que podría ser Andrés López Muñoz-.

Por Cantillana pasa, afortunadamente, el río Guadalquivir, su padre era barquero. Se ganaba la vida transportando de un lado a otro del río personas, animales o enseres , en una barca arrendada que en verdad era propiedad del ayuntamiento de la localidad.

Nuestro amigo ayudaba a su padre, que era un hombre débil y cada poco tiempo caía enfermo . En esos casos ocupaba el puesto de su padre remando, mientras su progenitor estaba en cama.

La gente del pueblo todo el mundo aceptaba la actividad de Francisco como barquero excepto el alcalde de Cantillana, que no tenía ninguna simpatía por la familia Jiménez Ledesma .

Un buen día, el alcalde decidió nombrar un sustituto, entonces, su padre tuvo que entregar la barca al nuevo barquero . Padre e hijo se quedaron sin trabajo. Y aunque Francisco ya no tenía nada que ver con la barca, le quedó el apodo del «Barquero de Cantillana». Y así paso a la historia.

Al poco tiempo su padre falleció y él tuvo que buscar trabajo. A Francisco nadie le quería dar trabajo , porque temían que eso trajera como consecuencia la enemistad del alcalde, que extendía al hijo las broncas que tuvo con el padre.

Por fin encontró trabajo, pero no en su pueblo. Un día, cuando volvía a su casa, mirando para arriba y silbando, se encontró con una muchacha hermosa. Le dijo dos o tres cosas, y conoció que la chica se llamaba María y ¡sorpresa! Era la novia del hijo del alcalde.

María se enamoró instantáneamente de él y lo citó para aquella misma noche en la ventana de su casa , que como corresponde a un pasodoble famoso, se abría a un callejón poco transitado. Y allí junto a la reja, se presentó. Se puso a conversar con María, pero un vigilante que pasó par allí los vio.

A la mañana siguiente, el alcalde ya sabía quién era la persona que pretendía quitarle la novia a su hijo. Inmediatamente el alcalde organizó una venganza , en la que participaron el mismo hijo del alcalde, junto a dos primos. Propinaron a nuestro protagonista una gran paliza de la que quedó mal trecho y pasó un par de meses en cama.

Cuando se recuperó, planeó él mismo su propia venganza. Primeramente, se fue a la plaza del Ayuntamiento, a primera hora de la mañana. En la plaza paseaban muchos vecinos a la espera de las campanadas que anunciaban el comienzo de la misa en la Iglesia Mayor. Entre los paseantes se encontraban, precisamente, sus tres agresores : el hijo del alcalde y los dos primos. Sin dirigirles la mirada marchó a casa del alcalde, llegó al despacho donde se encontraba el funcionario, lo saludó y le rajó la cara de un navajazo que lo dejó marcado de oreja a oreja .

El hijo del alcalde, que había visto entrar a Francisco en su casa, corrió, y en el portal se encontró con él que ya salía. Pelearon y el hijo del alcalde cayó muerto de una puñalada . Entonces llegó a la plaza y allí estaban los sobrinos del alcalde y con un par de certeros navajazos los liquidó a los dos . Después salió del pueblo para no volver, nunca pudo ver de nuevo a la bella María.

Obviamente, el alcalde organizó a un grupo de hombres para que lo buscaran en los caminos y los montes. El barquero de Cantillana se hizo bandolero. Robaba a los ricos . Los alcaldes de La Algaba y Posadas , que son dos pueblos cercanos, pidieron al regidor de Sevilla, Don Jaime de Azmirola , que redoblara la vigilancia y que dispusiera batidas para terminar con él.

Formó una banda para realizar sus delitos. Algunos de los de su banda eran apodados como El Malos Pelos, El Espinaca, El Fraile, El Algarrobo y El Zurdo . Tenía un caballo notablemente veloz que se llamaba «Pantalones», y él vestía siempre muy elegante, con un traje andaluz de gala, botones de plata y sombrero de copa.

Se le atribuían matanzas de las que no era autor

Como la guardia no lograba dar con él, las autoridades vieron pertinente hacer que la gente empezara a odiarlo y a estimular, de este modo, el chivatazo o delación .

Utilizaron esta metodología: los funcionarios empezaron a manipular a otros grupos de bandoleros para que robaran y mataran en nombre del «El Barquero de Cantillana» . Así pretendían que los provincianos que tenían cierto cariño por él y a veces le daban cobijo, informaran a los guardias si lo veían en algún sitio. Y el plan empezó a funcionar. Francisco se enteró de que se cometían crímenes horribles y que los bandoleros se identificaban a sus víctimas con el nombre del barquero.

Indagó más y supo que los funcionarios formaban una asociación secreta formada por personalidades de relieve que contrataban sicarios en otros pueblos, e incluso supo que estas mismas personas relevantes también participaban en matanzas que luego le atribuían a él.

Entonces nuestro bandolero empezó a perseguir a los que se hacían pasar por él , y atrapó a unos cuantos, ninguno negó pertenecer a la asociación secreta cuyo iniciador había sido el alcalde de La Algaba.

Una vez capturados los farsantes tuvo la delicadeza de ahorcarlos en sitios frecuentados en los pueblos en los que residían. Después de las ejecuciones, le ponía a cada difunto un cartel en las que quedaban descritas las fechorías del ajusticiado . De este modo los pueblos sevillanos y cordobeses fueron conociendo quienes habían sido realmente los autores de los crímenes que se le imputaban al barquero.

El alcalde de La Algaba reunió a cientos de hombres y a un individuo que se hacía llamar «El Mata Siete» para que comandara este ejército.

La persecución fue implacable. Finalmente lo rodearon en la hacienda de un amigo que se llamaba Juan Galindo, «El Barquero» quiso huir de la hacienda en su caballo «Pantalones» pero los acribillaron a balazos a los dos .

En la prensa, «El observador» del 23 de noviembre de 1848 publicaba: «El célebre Andrés López Muñoz (alias el Barquero), natural de Cantillana, desertor de presidio y de una conducta corrompida desde que lo es, trae a contribución a todas las personas de algún tener de los pueblos de este partido, especialmente del de su naturaleza, donde ha exigido a varios, en distintas sumas, hasta la de unos mil duros, quemando porción de pajares dé los propietarios que no han respondido a sus exorbitantes exigencias».

La realidad y el mito se funden, nos dicen que Andrés -o Francisco- tenía 29 años cuando lo mataron . Su amigo Galindo, una vez terminado el tiroteo, solicitó al Capitán Mata Siete que le entregaran el cadáver y el capitán dio su permiso.

El Barquero de Cantillana fue enterrado en el cementerio de Posadas, un pueblo andaluz, también, como el de Cantillana bañado por el Guadalquivir. Hoy en día todos lo conocemos como «Curro Jiménez», debido a la serie televisiva aunque su historia es «ligeramente» diferente.

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación