Cofradías
La paralización de la nueva parroquia de Bellavista deja aislada a la hermandad
La cofradía sevillana saldrá de una carpa y el freno de la construcción del templo ha producido un desarraigo de la feligresía
La paralización del proyecto de construcción de la nueva parroquia de Bellavista por la falta de ingresos en la Archidiócesis provocada por la crisis sanitaria ha dejado en una situación de desamparo absoluto a la hermandad del Dulce Nombre . ... Tras el derribo del templo en el verano de 2019, las imágenes titulares se marcharon a la vecina parroquia del Sagrado Corazón , situada en el otro extremo del barrio, una zona excesivamente lejana para la feligresía del templo hoy desaparecido. La antigua iglesia prestaba un servicio pastoral el lugar más deprimido en lo socioeconómico y también con una población envejecida, que se ha ido desarraigando en todo este tiempo de la Iglesia.
El proyecto de construcción de la parroquia preveía la conclusión de las obras antes de la Semana Santa de 2020. Sin embargo, diversos retrasos sumados a la explosión de la pandemia frenaron el inicio de los trabajos hasta que, definitivamente, la Archidiócesis decidió suspender temporalmente el proyecto debido a la situación económica generada por la falta de ingresos turísticos de la visita cultural de la Catedral.
El anterior arzobispo de Sevilla, monseñor Juan José Asenjo , se vio obligado a paralizar la inversión en obras y en patrimonio para poder atender las necesidades asistenciales en materia de Cáritas. Esto, no obstante, ha dejado en una situación complicada a la hermandad que radicaba en dicho templo, y que carece de recursos ya que tiene comprometidos los pagos para la ejecución de los dos pasos, y que prácticamente todos sus recursos económicos van destinados al comedor social que regenta.
El hermano mayor, Diego Centella , explicó a ABC que, a día de hoy, «no sabemos ni cuándo ni cómo» se ejecutará el proyecto de la parroquia. «Estamos en el Sagrado Corazón y tenemos un grave problema: la puerta no reúne las condiciones para salir. Contamos con un patio trasero que tampoco reúne las condiciones para la salida, por lo que estamos intentando conseguir la aprobación para montar una carpa en el solar de la parroquia demolida, que aún está solada», señaló.
El problema, no obstante, va más allá de la estación de penitencia del Viernes de Dolores y se centra fundamentalmente en «la desvinculación de nuestra obra social y sello de identidad, que es el comedor». Centella recuerda que la hermandad se trasladó al inmueble situado al lado de la parroquia del Dulce Nombre, para que la labor social se identificase con la pastoral eclesiástica. «No es algo aislado ni es una ONG, sino que tenía que estar junto al templo», destacó. Por ello, aseguró que «nos vemos desamparados sin un lugar donde darle culto a nuestras imágenes de forma más arraigada, con nuestra feligresía de siempre. Ahora estamos en un rincón, en la otra punta del barrio».
La corporación carece, además, de una casa hermandad funcional, ya que este inmueble está ocupado al completo por el comedor. «Cualquier reunión o actividad la tenemos que hacer entre cajas de melocotones y de galletas, pero estamos acostumbrados a la economía de subsistencia».
El pasado 1 de octubre, el nuevo arzobispo, monseñor José Ángel Saiz Meneses , visitó el comedor y se preocupó por el estado de la parroquia, algo que ha dado esperanzas a la hermandad, ya que «se ha comprometido a interesarse por el proyecto» , explicó.
La situación en la parroquia del Sagrado Corazón no es cómoda al no encontrarse en su casa y al no contar con los fieles habituales. Sí se ha generado una circunstancia positiva, y es la vinculación de familias jóvenes procedentes de Jardines de Hércules, que llenan la misa de cada domingo.
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