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Así fue el 2020

Patrimonio en Sevilla: buenas promesas pero sin pico ni pala

Se ha anunciado la rehabilitación de grandes monumentos en ruinas gracias en parte a los fondos europeos y al 1,5% Cultural. Pero, a veces, las apariencias engañan

Las Atarazanas aún esperan que Patrimonio apruebe el proyecto de ejecución J. M. Serrano
Javier Macías

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El patrimonio de Sevilla vive en un día de la marmota infinito en el que todo son promesas con anuncios de acuerdo definitivo al que sólo le faltan pequeños flecos que duran y duran. Y vuelta a empezar. Porque en el repaso de cada año, en el debe de Sevilla con sus monumentos siempre aparecen los mismos nombres: las Atarazanas, la Fábrica de Artillería, la torre de Don Fadrique, la muralla de la Macarena, Santa Clara, la capilla de San José, las estancias en mal estado del Alcázar, la cripta y las casas del Patio de Banderas, la torre de la Plata... Cada diez años sale uno de esta lista roja. En el repaso de 2019 fue Santa Catalina. En 2020 no ha habido ninguno.

La novedad durante este año negro ha sido que buena parte de los edificios históricos cerrados tienen comprometidas partidas . El Ayuntamiento ha reactivado proyectos gracias a la llegada de fondos europeos , subvenciones del 1,5% Cultural del Ministerio de Fomento o derivando parte del beneficio de la venta de entradas del Alcázar. El alcalde, Juan Espadas , se caracteriza por hacer parecer que tiene todo en marcha y nada está paralizado. Otra cuestión diferente es que el pico y la pala llegue en algún momento o que lo que se haga sea un lavado de cara. Lo que sí está en su haber es la captación de esos fondos, para lo cual ha creado una oficina técnica. Así, la Fábrica de Artillería , la muralla o la torre de Don Fadrique están «a pocos flecos» de comenzar las obras definitivas y salir por fin del bucle. Con el Alcázar , por contra, el grifo se ha tenido que cortar en gran parte ya que la falta de turistas provocada por la pandemia ha obligado a reducir la transferencia para rehabilitar el patrimonio de la ciudad de tres millones a 800.000 euros.

El desbloqueo de los remanentes del Alcázar ha servido para tapar agujeros en las empresas municipales y para descapitalizar el propio Palacio Real. Pero, también, para contraprogramar partidas incluidas en los presupuestos que irán destinadas a rehabilitar edificios históricos. Mientras tanto, otros proyectos eternos siguen en pleno proceso burocático: la Gavidia y San Hermenegildo . El primero está en fase licitación. Se presentaron dos ofertas y se ha quedado sólo la de una compañía hotelera. San Hermenegildo duerme el sueño de los justos mientras Urbanismo le lava la cara. Las apariencias engañan.

La Junta ha seguido una línea paralela. Las obras en el Arqueológico se paralizaron por el Covid y la exposición en Santa Inés se retrasó. Y el gran proyecto, que es las Atarazanas , pasó en una semana de estar enterrado por falta de fondos a un nuevo acuerdo definitivo. La consejera Patricia del Pozo se comprometió a encontrar la financiación necesaria para cubrir lo que le falte a la Fundación La Caixa. Por fin, parece que Adepa está conforme con el grueso del proyecto de Vázquez Consuegra, pero la realidad es que lleva meses parado en la Comisión de Patrimonio sin que en las reuniones salga a relucir el tema. La Consejería se apostó un almuerzo con Adepa a que los antiguos astilleros estarían listos para 2022, cuando se celebrará el Año Magallanes. Pero en el mundo real no ha entrado aún un albañil.

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