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Piden 5 años de cárcel para los «canis» que apalearon al dueño de «Boss»

Rosauro Varo fue agredido de madrugada en la plaza de Cuba por un grupo de jóvenes a los que llamó la atención que fuese bien vestido y tuviera buena apariencia

Rosauro Varo. ARCHIVO

SEVILLA. La acusación particular ha pedido cinco años de cárcel para cinco jóvenes de estética «cani» acusados de propinar una paliza y romper la nariz al empresario Rosauro Varo, dueño de la discoteca sevillana «Boss».

La acusación solicita además para uno de los acusados, identificado como J.A.P.G., otros 18 meses de cárcel por un delito de obstrucción a la Justicia, por aproximarse de manera amenazante a la discoteca, actitud que le valió en julio pasado una orden de alejamiento dictada por el titular del Juzgado de Instrucción número 9.

La acusación que ejerce el letrado Marcos Cañadas imputa a cada procesado un delito de lesiones con las agravantes de ensañamiento y utilización de medios peligrosos, por lo que eleva la pena a cinco años de cárcel y diez años de prohibición de acercarse a menos de 500 metros de Rosauro Varo.

La agresión se produjo a las cinco y media de la madrugada del pasado 6 de febrero, poco después de que el empresario abandonara su establecimiento en la calle Betis.

Al llegar a la altura de lo soportales de la plaza de Cuba, Varo fue rodeado por un grupo de jóvenes «canis» que decidieron atracarlo simplemente porque iba bien vestido y tenía buena apariencia.

Cuando el joven ya estaba a la altura de sus agresores, uno de éstos le espetó: «¿Donde vas, pijo?», a lo que siguió un fuerte golpe en la cara que lo derribó al suelo. Allí, a merced de sus violentos atacantes, el empresario recibió todo tipo de patadas y puñetazos.

Fruto de la agresión, Rosauro Varo sufrió fractura de los huesos propios de la nariz, lo que obligó a su ingreso hospitalario y a la consiguiente intervención quirúrgica. Además, los médicos le diagnosticaron numerosas contusiones por todo el cuerpo.

Tras un verdadero infierno de golpes, la víctima pudo huir de sus agresores corriendo calle Betis abajo, en dirección a la Comisaría del Cuerpo Nacional de Policía, lo que disuadió al grupo de «canis», que optaron por darse a la fuga.

La Policía detuvo días más tarde a los autores de los hechos, que fueron reconocidos sin género de dudas por el agredido. Todos los implicados quedaron en libertad tras prestar declaración ante la autoridad judicial.

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