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Una pintada desencadenó la pelea mortal en el barrio de Santa Cruz

El detenido por el crimen -acusado de homicidio por la Policía y que esta tarde pasa a disposición judicial-, protestó en un grafiti por el ruido de una obra del padre del fallecido

A la izquierda, Taynan Teixeira. A la derecha, el fallecido, Guillermo Mejías ABC

MANUEL MARÍA BECERRO

Una pintada de queja por el ruido ocasionado desde primera hora de la mañana por unas obras en una casa ubicada en la calle Doncellas fue el desencandenante de la pelea que le ha terminado costando la vida a Guillermo M., el empresario hostelero del barrio de Santa Cruz de 38 años que el viernes al mediodía fue en busca del supuesto grafitero (Taynan T., vecino de 23 años con ascendientes brasileños) para ajustar cuentas y acabó apalizado mortalmente en la plaza de los Refinadores, falleciendo por la tarde noche en el hospital Virgen del Rocío .

Vecinos del barrio revelaron ayer a ABC que el padre de Guillermo M. adquirió hace unos meses una vivienda que hace esquina con la plaza de las Cruces , anexa a la casa donde vive Taynan T. con su madre. El comprador habría empezado recientemente a hacer obras, quejándose los vecinos brasileños de que los albañiles entraban a trabajar a las 7 de la mañana y les impedían descansar. El joven habría acabado protestando con un grafiti que provocó la indignación y la visita de Guillermo M., quien minusvaloró la fortaleza física de su oponente .

Éste reaccionó con una violencia extrema , derribando por dos veces con los puños al empresario y pateándole con saña en la cara. Testigos presenciales dudan incluso de que el fallecido se golpeara con mobiliario urbano en la caída, un detalle que analiza el Grupo de Homicidios de la Policía Nacional, que ayer aguardaba a la autopsia.

Taynan T. sigue en calabozos a la espera de pasar a disposición judicial. Podría ser acusado de homicidio o incluso de asesinato en el caso de que el forense pudiera discernir que las patadas que propinó al fallecido cuando estaba inerme en el suelo causaron su muerte.

Hace un par de años, un gorrilla que mató a otro a golpes cerca del Parlamento alegando actuar en defensa propia fue condenado a ocho años de cárcel por homicidio. Mejor suerte corrió el joven del barrio de Alcosa que en 2005 acabó con la vida de otro de una patada en el pecho : cuatro años de prisión al concluirse que la muerte derivó de la agresión pero no fue causada por ésta, sino por un paro cardíaco súbito. No obstante, hay casos en los que la Fiscalía ha llegado a pedir 18 años de cárcel para un joven por matar de un golpe en la cabeza a un hombre durante una discusión en una plaza de Osuna, al considerarse que se trataba de un asesinato.

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