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El poltergeist del Aljarafe

Si el fenómeno poltergeist tiene una definición deberían llamarlo «Caso Tomares» porque no se recuerdan fenómenos tan violentos como los vividos en el interior de esta casa en muchos años de investigación paranormal

José Manuel García Bautista

Si el fenómeno poltergeist tiene una definición, deberían llamarlo «Caso Tomares» , porque no se recuerdan fenómenos tan violentos como los vividos en el interior de esta casa en muchos años de investigación paranormal.

Todo ocurrió durante el mes de mayo de 2002. Una llamada telefónica de un miembro de las fuerzas del orden público alertaba extraoficialmente sobre lo que ocurría en aquel inmueble. Asustada, la voz al otro lado del teléfono decía: «No te puedes creer lo que allí sucede si no lo ves: platos que vuelan, ruidos extraños, golpes, luces que se encienden y apagan sin que haya nadie, grifos que echan agua sin haberla, sombras. Es de película». Mientras subíamos a la ciudad dormitorio nadie daba explicaciones, simplemente que había habido varias visitas policiales al lugar debidos a ruidos del vecindario.

A uno de aquellos compañeros en esta aventura se le cambió la cara al entrar y se echó atrás: «Yo ahí no vuelvo a entrar…», dijo. Una vez en el inmueble la temperatura bajaba casi una veintena de grados. Sobre el suelo se extendía un tupido y denso manto neblinoso de 10 centímetros de espesor más propio de un film de terror ambientada en la Londres victoriana que de un fenómeno real. «Aún no hemos visto nada…», susurraron al oído. Avanzamos por el pasillo en silencio, cuando se produjo un gran estruendo. Provenía de la cocina. Puertas abriéndose y cerrándose, luces que se encendían y se apagaban, platos que salían disparados, extraños ruidos y ni rastro de lo que había provocado aquel estruendoso ruido. De súbito, regresó la tranquilidad.

En sucesivas visitas al inmueble los fenómenos siguieron produciéndose con igual intensidad. Nadie ha podido explicar el origen de los ruidos y fenómenos que allí ocurren por ser de «explicación superior al cometido del cuerpo que representan», dejando esas explicaciones para expertos que entiendan en materias paranormales o en el peor de los casos en manos sacerdotales en la más absoluta de las discreciones.

Esta sería grosso modo la crónica detallada de las diferentes visitas realizadas al inmueble:

En el año 2001, el 10 de noviembre, una joven de 15 años salía de su casa a recoger a varias amigas. Mª Luisa era una joven fuerte, sana, de excelente salud , aquella tarde regresó junto a sus amigas y jugaron un rato al mal llamado juego del vaso, –vasografía, parecido a la ouija-.

Esta familia jamás habían tenido ninguna experiencia y fenómeno paranormal hasta aquel día… Tras varias horas en la habitación de la menor, las chicas se marcharon de casa sin que hubiera ocurrido nada anormal. 48 horas más tarde la joven fallecía . Según el Instituto Anatómico Forense la causa fue una parada cardiorrespiratoria.

Consultadas las amigas de la joven sobre aquella sesión de ouija todas concluyeron y coincidieron en que no había sucedido nada especial, salvo que en unos de los mensajes se anunciaba una muerte.

Dos días después, se escucharon unos extraños ruidos que provenían de la habitación de la fallecida. Al abrir la puerta de la habitación la perplejidad se apoderó de todos: las muñecas de Mª Luisa se movían lentamente manejadas por una mano invisible a la vez que la luz replicaba en un extraño baile de sacudidas luminosas.

Sólo fue el comienzo. En lo sucesivo, los cuadros golpearían en la pared, la cocina sería poseída por una extraña entidad que abría y cerraba puertas, luces, grifos, persiana, cubiertos y demás enseres que volaban sin causa aparente.

«Algo de otro mundo ha ocupado mi casa y no nos deja vivir», relataba angustiado Antonio, padre de la fallecida. En febrero de 2002 la familia abandonaba la vivienda tras ver la aparición espectral de su hija al final del pasillo, de aspecto etéreo, con gran tristeza y casi evanescente... Desde entonces, la casa está deshabitada, en venta junto a otras del mismo edificio. En estos meses los vecinos hablaban de los ruidos que se originan en ella a sabiendas de la idéntica y conformista respuesta: «No hay explicación».

Los investigadores y parapsicólogos que visitaron el inmueble comprobaron todos los fenómenos descritos y uno no menos curioso: las baterías de las cámaras –vídeo, digitales, fotográficas- quedaban absorbidas, agotadas pese a ser nuevas o recién cargadas.

El padre de la fallecida los acompañaba relatándoles que se habían oído voces y susurros y que habían tenido que poner en las puertas cuñas para atrancarlas para que no dieran más portazos que molestaran a los vecinos.

Extrañas sombras acechan la casa. En su pasillo y habitaciones se pueden oír perfectamente pasos las mismas así como golpes en los tabiques. Un día apareció en la pared de la habitación de Mª Luisa un inquietante mensaje: «Siempre estaré aquí».

¿Sugestión colectiva, miedo o fenómeno paranormal? Ante estos tipos de casos conscientes de mil posibilidades que lo pueden explicar sólo cuando uno comprueba personalmente estos fenómenos descubre la verdadera dimensión y trascendencia de este caso que le puede cambiar la vida.

Carmen, hermana de la fallecida, recordaba: «Luisa no estaba mala, sólo el último día empezó a vomitar y tenía un comportamiento extraño. Aquella noche yo no podía dormir, eran las dos o dos y pico de la mañana y en mi cuarto entró una ventolera helada… La puerta se cerró y los cajones comenzaron a abrirse y cerrarse con mucha fuerza, la persiana vibraba y yo chillaba histérica. Mis padres no podían abrir la puerta y cuando lograron entrar las luces se encendían y apagaban. Yo estaba muy nerviosa, lloraba sin parar y a la mañana siguiente mis padres decidieron que nos marchábamos a Sevilla a vivir. Poco a poco vamos haciendo la mudanza pero impone volver allí. Mi madre va más a menudo , le dijeron que pusiera una vela en el cuarto de Luisa que eso ahuyentaría al espíritu y su alma descansaría en paz y de vez en cuando va No creo que mi hermana sea ese espíritu, mi hermana jamás nos haría daño».

A fecha de hoy estos sucesos se siguen manifestando con toda crudeza. Confieso no recordar haber pasado momentos tan intensos en toda una vida dedicada a los fenómenos paranormales.

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