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REPORTAJE

¿Por qué hay un 70 por ciento de fracaso escolar en niños superdotados?

En Sevilla hay más de 10.000 niños con altas capacidades sin identificar y sólo un tercio de estos alumnos es capaz de terminar con éxito la etapa educativa

La presidenta de la Asociación de las Altas Capacidades Intelectuales de Sevilla, Verónica Gil. Vanessa Gómez

MARÍA JOSÉ MORÓN

Existe la creencia generalizada de que un superdotado es alguien que va sobrado de inteligencia y que no tiene ningún tipo de problema, ni académico ni psicológico. Nada más lejos de la realidad. Esta es una creencia falsa que hace mucho daño a las familias que lo sufren. Si no se trabaja bien con estas personas con características especiales, desde que son identificados, puede generar ciertos tipos de trastornos, convirtiéndose en víctimas de la discriminación y provocando que en España haya un 70 por ciento de fracaso escolar.

Para que estos niños acepten sus características personales, desarrollen sus altas capacidades y no las oculten es preciso que tengan un contexto escolar asertivo y empático. Y además que los centros y sus docentes estén preparados para atender a alumnos con uno o más talentos. Si no pueden derivar a la introversión, problemas de autoestima y de conducta, frustración, trastornos de ansiedad, depresiones, fobias al colegio, desinterés, desmotivación, «bullying», bajo rendimiento, entre otros.

Estos trastornos se suceden de la misma forma en la población general, sólo hay que detectarlos a tiempo. «En este caso, hay que prever ciertas medidas en aquellos alumnos que aprenden de forma más rápida, más compleja y diferente, y asesorarlos», según Esther Velo, psicóloga sevillana especializada en personas con altas capacidades.

Existen dos características muy frecuentes en personas con sobredotación «fácilmente reconocibles». Por un lado, la sobreexcitabilidad y, por otro, la disincronía, es decir, la diferencia entre la edad mental aparente y la edad cronológica.

Dentro de la sobreexcitabilidad , según la psicóloga, hay cinco áreas fundamentales. La primera de ellas es la emocional donde «todo es mucho más intenso para ellos, tanto en lo bueno como en lo malo. Las frustraciones es algo habitual. Por ejemplo, los fracasos amorosos o el cambio de rutina lo sufren más que el resto». También existe un componente psicomotor. «Son personas que se mueven muchísimo, necesitan continuamente hacer actividades».

El factor intelectual despierta en ellos un interés constante por conocer. «Son muy curiosos y el cerebro no para de trabajar, incluso por las noches». El imaginativo es importante, según la psicóloga, «son muy creativos». Y, por último, el sensorial, «todos los estímulos olfativos, auditivos, visuales,... lo tienen muy desarrollados. El ruido que hace el vecino del quinto le puede provocar un berrinche , por ejemplo», explica.

Esther Velo, psicóloga sevillana especializada de sobredotación Vanessa Gómez

Otra de las características de las personas con altas capacidades es que pueden contar con disincronía . «Por ejemplo, niños que empiezan a hablar y a razonar muy pronto y luego a la hora de escribir tienen muchísimos problemas. Pero si se trabaja desde el principio, todo esto se puede superar», asegura Velo.

Las altas capacidades son muy heterogéneas, sin embargo, las niñas tienden a esconderse y a pasar más desapercibidas. «Ellas mismas a veces se bajan las notas para no destacar entre los demás y sin que sus padres sepan nada. Las niñas son más sociables y necesitan siempre pertenecer a un grupo», cuenta. Este gesto puede llegar a fracaso escolar, sobre todo, en la adolescencia. Por su parte, los niños suelen ser más activos y «suelen tener una actitud más desafiante en su conducta».

Delimitaciones

En la actualidad, ya no se habla de superdotados, si no de altas cualidades. Antes de que cambiara la ley en 2011, una persona que tuviera un coeficiente intelectual del 130 tenía sobredotación —la población media tiene entre 90 y 100—, sin embargo, hoy en día en Andalucía, estas valoraciones se han ampliado. La superdotación no se limita sólo a la intelegencia cognitiva, sino también a las inteligencias relacionales y emocionales.

En nuestra comunidad autónoma, las altas capacidades se clasifican de la siguiente manera: la persona con una elevada aptitud o competencia en un ámbito específico se le denomina talento simple (por encima del percentil 95), la persona que presenta una combinación de varias actitudes se conoce como talento complejo (por encima del percentil 80 en al menos tres capacidades) y la persona que dispone de un nivel elevado de recursos en capacidades cognitivas y aptitudes intectuales como razonamiento lógico, gestión perceptual, de memoria, espacial, razonamiento verbal y matemático se habla de sobredotación (por encima del percentil 75 en todas la áreas). «Antes sólo se atendían a los niños con sobredotacion. Ahora hay muchos más alumnos en las aulas. Existe, al menos, dos o tres estudiantes con altas capacidades por centro educativo», estima la presidenta de la Asociación para el Desarrollo y Orientación de las Altas Capacidades Intelectuales de Sevilla (Adosse), Verónica Gil.

En la capital hispalense, hay 1.759 niños identificados , de los cuales 1.007 están en educación primaria, según el último censo de 2015, y existe más de 10.000 sin identificar. En Andalucía, hay un total de 7.700 detectados (4.405 en la ESO) y, en España, 19.187 (10.264 en la ESO). «Una bailarina de ballet, un campeón de natación o un vendedor con un desempeño sobresaliente pueden tener altas capacidades», según la responsable de la asociación sevillana. «Una persona superdotada tiene una visión especial del mundo. Esto es una cualidad , una forma de ser».

La identificación

Para identificar a un niño con altas capacidades no sólo vale observarlo. Por ley, se realizan una serie de cuestionarios a los 5 años en Infantil y a los 12 en sexto de Primaria , coincidiendo así en los cambios de etapa. Una vez que los alumnos son identificados, hay que estudiar su caso para tomar medidas y adaptarse a las necesidades más idóneas. En la adolescencia y en la edad adulta se puede proceder a la realización de estas pruebas a través de gabinetes privados.

La orientadora Pilar Rodríguez posa en su despacho Raúl Doblado

Existen diversas alternativas para enriquecer al alumno, pero la forma más común de hacerlo en el centro educativo es a través de una adaptación curricular individualizada con una modificación o ampliación en la programación escolar. En ocasiones, también se plantea la aceleración, es decir, adelantar un curso al estudiante para ofrecerle un contexto curricular más adecuado a sus capacidades, nivel y ritmo de aprendizaje. «Algunos chicos no quieren adelantar un curso para evitar ciertas etiquetas. Es cuestión de estudiar cada caso», explica Pilar Rodríguez, orientadora en cuatro centros sevillanos, entre ellos, el Ceip Vicente Aleixandre de Dos Hermanas, uno de los centros con más alumnos con talento en Sevilla.

Andalucía tiene una de las leyes más avanzadas de toda España, aprobada en octubre de 2011, y su puesta en marcha es «una apuesta decidida para el cumplimiento de un compromiso: el aprovechamiento de los talentos de todos los niños de la comunidad andaluza». Sin embargo, existe «un grave problema en su ejecución», según Rodríguez. « Falta un plan de formación inicial en los profesionales, no sólo en los profesores, sino también en los orientadores, psicólogos y pedagogos, y, además, existe una sobrecarga burocrática y de trabajo en los centros escolares, en especial en los orientadores».

Las asociaciones llegan hasta donde las administraciones no lo hacen. Desde Adosse, se realiza una serie de iniciativas relacionadas con las información y asesoría a las personas con altas capacidades, haciendo hincapié en el trabajo con la familia y en el desarrollo emocional de los niños. «Aunque nos cuesta mucho llevarlos a cabo por la poca formación específica y la falta de financiación externa», insiste Verónica Gil, la presidenta. Sólo un tercio de estos alumnos es capaz de terminar con éxito la etapa educativa . «Nuestros hijos se enfrentan a muchos obstáculos y desde la asociación nos sentimos ignorados de forma descarada. Quizás, la Consejería de Educación todavía tenga la falsa creencia de que los niños con altas capacidades son exitosos en los centros escolares».

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