El regreso del águila pescadora

SEVILLA. Desde los años 80 se encuentra extintiguida como reproductora, en la península ibérica, el águila pescadora. Esto pudo deberse al crecimiento urbanístico en las zonas litorales que se puso de moda durante el siglo XX. Para acabar con esta situación ayer llegaron a Sevilla las cuatro primeras crías que iniciarán su reinserción mediante un proyecto avalado por la Junta de Andalucía.
La población de estas especies que están en la cuenca mediterránea se estima en unas 70-80 parejas aunque se enfrentan a una situación crítica, de ahí la importancia de traer a estas aves desde otros países.
Por tanto se ha puesto en marcha un proyecto que persigue la finalidad de restablecer una población viable de águila pescadora en el interior de España y, a la vez, reducir su riesgo de extinción.
Estas cuatro especies traídas desde Finlandia han sido elegidas mediante un proceso de selección que asegure su instalación en la provincia de Cádiz, en el embalse de Barbate, siendo un hecho muy importante porque «va a significar salud ambiental y ecológica» asegura el viceconsejero de Obras Públicas y Transporte, Luis García.
Se ha escogido Cádiz como lugar de reintroducción por ser una antigua área de distribución nidificante de las águilas pescadoras y por su proximidad a otros núcleos de población que les permitan una mayor comodidad.Según Miguel Ferrer, director de este proyecto, «no se trata sólo de conservar la biodiversidad que ya tenemos sino que estamos tratando de recuperar una pieza del patrimonio natural perdida durante el siglo XX».
Este lugar debe satisfacer los requirimientos ecológicos de las águilas, además de tener garantizada su protección. Por estas razones, se ha analizado la disponibilidad de hábitat de alimentación y nidificación, además de otros factores como son los que favorecieron su extinción o los más frecuentados durante la época de invernada.
El método utilizado para que los polluelos logren sobrevivir en su nueva hábitat es el «Hacking» o cría campestre, que consiste en «traernos pollos jóvenes de poblaciones silvestres y terminar su crianza en el embalse de Cádiz (en este caso) para que ellos crean que han nacido en ese lugar y puedan reproducirse» dice Miguel Ferrer. Un proceso que durará unos siete años.
Las crías están equipadas con emisores convencionales vía satélite para conocer sus movimientos durante su permanencia en el lugar de suelta.
De los 55 pollos previstos para su reintroducción en los primeros cinco años, se estima que sobrevivan hasta la edad reproductora el 40%.« Las primeras parejas comenzarán a aparecer en el transcurso de dos años » dice Miguel Ferrer, momento oportuno para evaluar la efectividad de esta práctica.
Se espera que el próximo año Escocia participe en este proyecto ofreciendo a España otras cuatro especies más. Además, ya está en marcha el estudio en las marismas del Odiel, otro lugar favorable para las águilas que «son un mensaje esperanzador para conservar la naturaleza» dice Miguel Ferrer.
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