Patrimonio
El renacimiento de la Fábrica de Artillería cumple su primer lustro
El Ayuntamiento de Sevilla ha invertido desde 2015 dos millones en las obras del histórico edificio

En verano de 2015 , hace ahora cinco años, el Ayuntamiento de Sevilla inició un proceso de reformas lento pero sostenido con un objetivo que había estado postergado desde que se hiciera con la propiedad en 2006 tras la cesión por parte ... del Ministerio de Defensa : recuperar la Fábrica de Artillería , un espléndido ejemplo de arquitectura industrial que llevaba años durmiendo el sueño de los justos, y volver a darle uso, en esta ocasión cultural. Entre 2013 y 2014, el equipo municipal del popular Juan Ignacio Zoido ya tuvo que acometer alguna reparación de emergencia de consolidación y resanado de cubiertas y fachadas, pero no fue hasta un par de años después, ya bajo el mando del socialista Juan Espadas , cuando la rehabilitación en sí del inmueble empezó a tomar forma y cierto ritmo. Siempre supeditadas, como ahora, a las limitaciones financieras pero al menos de manera constante. Con más anuncios que albañiles, pero con un cronograma y un ritmo sostenidos que permiten ya ver un edificio distinto.
Se inició así la gran transformación del edificio, cinco años en los que se ha invertido ya algo más de dos millones de euros que han permitido que se pueda empezar a dar un uso cultural a algunos espacios del viejo recinto fabril . Un largo proceso que ha recibido hace unos meses el impulso definitivo del programa europeo Interreg con una inversión de nada menos que 23 millones para crear el llamado Centro Magallanes para creadores, una manera fabuloso de celebrar el V centenario de la primera vuelta al mundo, que partió y concluyó en Sevilla, y, sobre todo, de resucitar definitivamente el histórico edificio del barrio de San Bernardo, Bien de Interés Cultural cuya construcción se fija en 1565 y que fue fábrica de armas hasta 1982.
Labores encadenadas
Estos cinco años han sido los de un goteo de obras encadenadas. Se empezó la casa por el tejado, curiosamente, ya que lo primero que se acometió en 2015 fueron las obras urgentes de las cubiertas, aunque luego también se sumaron las fachadas interiores y la red de alcantarillado, centrándose en los trabajos en espacios de mayor originalidad y singularidad . En todo ello se invirtieron los primeros 450.000 euros. Hasta 7.000 metros cuadrados de azotea se arreglaron, renovando los elementos de recogida de aguas pluviales que tanto daño habían hecho hasta entonces en el edificio. Se trataba de obras esenciales para garantizar el correcto vertido en la zona conocida como «la catedral» (por su espléndida arcada) y las naves de Carlos III.
También en 2015 se puso en marcha un plan de tres años por 1,4 millones para actuaciones de conservación y restauración en las fundiciones mayor y menor y talleres de herramientas. Se restauraron las cubiertas de estas zonas y la reposición de los puntos de evacuación de agua , para garantizar la desaparición de filtraciones, las 27 linternas existentes —que estaban ennegrecidas y agrietadas—, las bóvedas y la cúpula central, aunque se intervino también en las fachadas de los edificios. El nuevo aspecto de las características internas de este monumento comenzó a ser el símbolo de su renacimiento, un despertar parsimonioso pero al menos constante. También en 2015 se invirtieron 125.000 euros en reparar la calle central que discurre por el interior del recinto .
Un año después, en 2016, se iniciaron las visitas guiadas a la vieja fundición sevillana para contemplar las obras de restauración, incluidas las cubiertas, así como visitas virtuales a través de una web sobre las obras que se estaban ejecutando. Las puertas se fueron abriendo poco a poco al público aunque sólo fuera para repasar el mal estado en que habrán permanecido algunas zonas del edificio durante lustros. Tras un tratamiento contra las termitas en el que se invirtieron casi 22.000 euros, en 2017 se procedió a la restauración y colocación en su ubicación original de la veleta «El soldado de artillería», conocida popularmente como «El Miguelete» , a la que se destinaron otros 21.000 euros que sirvieron para recuperar uno de los hitos visuales de este espacio, su soldado metálico en todo lo alto del edificio.
El respaldo de los fondos europeos al Centro Magallanes ha sido esencial para recuperar el centenario edificio
Esas reformas iniciales sirvieron para que Artillería pudiera empezar a usarse como espacio polivalente y, sobre todo, cultural, el objetivo principal por el que el Ayuntamiento está acometiendo el progresivo remozado. De esta forma, desde el año 2018 el recinto ha acogido eventos como espectáculos del feSt, de la Noche en Blanco o del programa navideño Alumbra, además de aumentarse las visitas guiadas y teatralizadas, que terminaron por recolocar de nuevo a la fábrica en la agenda de ocio hispalense y que las nuevas generaciones conocieran un lugar histórico de la ciudad. Ese año se destinaron 121.000 euros a trabajos de mantenimiento preventivo en materia de albañilería, acabados, reparaciones en cubiertas, pintura y carpinterías, invirtiéndose después otros 17.300 euros en estudios técnicos previos para distintas obras de restauración en el sector noroeste del inmueble, 6.600 en obras de refuerzo pilar central de una de las naves y hasta 58.000 euros en diversas actuaciones de auscultación.
El impulso decisivo
El año pasado, ya con cierta bonanza económica, resultó decisivo en el impulso a la recuperación de edificio en tres vertientes. Una, en la programación de mas actividades culturales, ámbito en el que destacó el proyecto audiovisual «Rostros, Rastros, Restos», exposición programada por el Ayuntamiento y coordinada por el equipo investigador formado por Julián Sobrino y Enrique Larive, profesores de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de la Universidad de Sevilla para reflejar los valores patrimoniales de este conjunto industrial; la instalación audiovisual «Voces de creación masiva» , comisariada por Zemos98 y encargada a los artistas audiovisuales Playmodes, una iniciativa también enmarcada en el programa del ICAS «Obras en Artillería», con el que se abrió el edificio a los sevillanos pese a las reformas; y la incorporación definitiva del espacio a la Noche en Blanco.
Dos, en las propias obras de reforma del edificio, que tomaron un mayor ritmo. Así, se contrató por 60.300 euros la elaboración de estudios geotécnicos y patológicos de dos naves en las que se van a acometer las próximas obras de restauración, en concreto, las conocidas como naves neoclásicas (en las que se ubicaba el antiguo taller de escorias) y también la nave con cubierta en forma de dientes de sierra con un presupuesto de 60.300 euros; además, se han adjudicado las obras para la dotación de servicios y repavimentación del patio del llamado Taller de Herramientas de la antigua factoría a la compañía Caisol Global, proyecto que tiene un presupuesto de 250.000 euros para dotar de los suministros básicos (abastecimiento de agua potable, conexión al alcantarillado y electricidad) a las dependencias cuyos trabajos de conservación se encontraban más avanzados (las Fundiciones o Taller de Herramientas), incluyéndose la repavimentación y dotación de alumbrado de su patio colindante.
Y tres, el gran hito para la recuperación de Artillería: el Centro Magallanes para creadores, un proyecto de enorme envergadura que va a resultar vital para el rescate definitivo del emblemático monumento con una inversión de nada menos que 23 millones desde el programa europeo Interreg.
En ese sentido, gracias al viento de cola de esta potente iniciativa cultural del programa europeo conjunto entre España y Portugal , el Ayuntamiento ha destinado ya desde el año 2019 un total de 837.000 euros en la rehabilitación de los espacios del edificio que acogerán este proyecto de emprendimiento de industrias creativas y culturales, que espera convertirse en aldabonazo definitivo para el sector en la capital andaluza. Sevilla ha encontrado en la UE y en la conmemoración del quinto centenario de la primera vuelta al mundo la justificación perfecta para recuperar Artillería. Y el dinero, claro.
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