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MOVILIDAD

Ronda Norte, la pesadilla de vivir con balcones a una autovía

Alrededor de 20.000 vecinos conviven con un tráfico que supera los 33.000 vehículos al día y niveles de ruido por encima de los legalmente permitidos

Tráfico denso en la ronda urbana norte VANESSA GÓMEZ

ELENA MARTOS

Las ventanas tiemblan cuando se acerca la hora punta. A eso de las dos de la tarde es imposible oír la televisión en cualquier piso que esté orientado hacia la ronda urbana Norte. Siempre sucede justo antes del primer telediario, cuando ya resulta imposible circular con cierta velocidad porque empiezan los atascos y, con ellos, el aire viciado que reseca la garganta. Ese es el panorama que describen los vecinos que viven en el entorno de la ronda urbana norte, la espina dorsal de un núcleo poblacional de casi 20.000 residente s que sufren desde hace una casi dos décadas niveles de ruido superiores a los que permite la ley.

No es solo una percepción. La sospecha quedó confirmada el pasado verano cuando la Dirección General de Prevención y Calidad Ambiental de la Junta hizo públicos los datos que había recogido apenas unos meses antes. Durante 21 días hizo mediciones diarias que iban más allá de lo imaginable. Entre las 7 y las 19 horas la aguja del sonómetro oscilaba entre los 67,5 y los 72,3 decibelios, cuando la norma andaluza exige no pasar de los 65. Entre las 19 y las 23 el indicador apenas se mueve y señala una horquilla de entre 66,9 y 71,1 decibelios . Ni siquiera la madrugada da una tregua a estos vecinos, que entre las 23.00 y las 7.00 horas soportan índices de ruido de entre 62,3 y 67,1 decibelios, muy lejos de los 55 máximos autorizados para garantizar el descanso. El origen de esta contaminación acústica son los 33.000 vehículos diarios que utilizan la vía .

Los representantes vecinales de hasta siete asociaciones han trasladado sus reivindicaciones a tres alcaldes e innumerables concejales de la oposición en estos 17 años. Ayer lo volvieron a hacer, en un encuentro en el centro cívico Entrepuentes , con la diputada nacional de Ciudadanos por Sevilla, Virginia Salmerón , quien se comprometió a llevar el asunto hasta el Congreso de los Diputados. Agrupados bajo la fórmula de la plataforma, le recordaron los «insoportables» niveles de ruido y las posibles soluciones que consideran viables y que se han llegado a aprobar hasta en el Pleno municipal sin que ninguna se haya ejecutado.

La diputada de Cs, junto a vecinos del distrito Norte V. GÓMEZ

La que atañe a la representante de Cs es el desvío del tráfico de camiones hacia la SE-20 , conocida como la ronda supernorte, a la altura de la Gota de Leche. «Sabemos que completar el paso territorial norte como estaba planeado, es muy costoso, pero esto sólo supondría construir un acceso que aliviaría mucho el problema», avanzó Manuel Ochoa , que ejerció como portavoz de los colectivos.

Recordó que el problema viene coleando desde 2001, cuando se levantaron las últimas viviendas en los terrenos más cercanos a la Ronda Norte. Las promotoras hablaban entonces a los futuros propietarios de un proyecto para terminar la SE-30 que planteaba construir un enlace directo desde la circunvalación hasta Majarabique , convirtiéndose en una vía de entrada y salida de los camiones hacia los polígonos industriales. El paso se retrasó y la crisis terminó enterrándolo.

Otra propuesta que viene recogida en el PGOU de la ciudad es la construcción de un bulevar que conllevaría la pérdida de un carril por cada sentido, reduciendo así de manera considerable el tránsito en esta vía. No obstante, el proyecto se aplaza «sine die» ante la falta de alternativas que puedan absorber ese tráfico.

«Hemos hablado con todos los grupos políticos, hubo incluso un portavoz de la oposición —en referencia a Juan Espadas — que dijo que llevaría a Zoido ante la Fiscalía por esta cuestión, pero ahora que es alcalde, tampoco ha hecho nada por cambiar las cosas», se lamentó Manuel Ochoa , que tiene sus miras puestas en el próximo proyecto de ley de los Presupuestos Generales del Estado (PGE) . «Trasladar a la supernorte el paso de camiones ya sería muy beneficioso y no supone una inversión tan grande», insistió.

Otra solución que no conlleva obras ni inversión alguna es ampliar la presencia policial en la zona para garantizar que se cumplan las normas de tráfico establecidas: no exceder de los 50 kilómetros por hora y prohibir la entrada a camiones que superen las 12 toneladas . Según los vecinos, «no se cumple ni lo uno ni lo otro».

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