Hazte premium Hazte premium

ENTREVISTA

Rosario Amaya: «El Virgen del Rocío de Sevilla debe dar más cariño a sus pacientes»

La nueva directora médica del mayor hospital de Andalucía dice que «dar una mano o decir unas palabras de alivio» puede ser en ocasiones tan importante como los cuidados estrictamente médicos

Rosario Amaya Curro Borrajeros

Jesús Álvarez

La médico intensivista sevillana Rosario Amaya Villar lleva más de veinte años trabajando en el Hospital Virgen del Rocío y ocupa desde finales de noviembre el puesto de mayor responsabilidad de este centro (junto con el de director gerente) en el que trabajan más de 8.500 profesionales. La nueva directora médica, que ha sido secretaria facultativa de la Unidad de Calidad y subdirectora médica del Hospital de Rehabilitación y Traumatología antes de acceder a la dirección médica, cuenta con una gran formación en gestión sanitaria y asegura que mejorándola «podemos ayudar a los pacientes y a sus familiares».

Estuvo varios años trabajando en la UCI de Medicina Intensiva del Virgen del Rocío. ¿Qué aprendió allí?

Yo sigo como jefa de servicio en funciones de la UCI y tengo un gran recuerdo de esa etapa porque aprendí muchos valores que me servirán para el resto de mi vida en cuanto a la atención al paciente y a la humanización de la asistencia hospitalaria . Valores tan importantes como el compañerismo y de atención al prójimo.

¿No había ninguna asignatura en la carrera de Medicina sobre valores?

No. Y creo que es una deficiencia que habría que subsanar. Hay muchos cursos de formación, cuando acabas la carrera, para comunicar malas noticias pero esto es una cosa de los últimos años. Y a mí me parece que es tan importante como los cuidados médicos que podemos prestar.

Griñán decía en los años 90 del siglo pasado, cuando era consejero de Sanidad de la Junta de Andalucía, que a los pacientes «hay que darles cariño».

Tuvimos un compañero en el hospital al que le dio un infarto y le hicimos un cateterismo y otros procedimientos muy complejos para poder salvarle la vida. Cuando se recuperó, nos dijo sque lo único de lo que se acordaba era de que alguien se le había acercado, le había cogido la mano y le había dicho: «Tranquilo, todo va a ir bien» . Decía que gracias a esa mano y esas palabras venció el miedo y se tranquilizó porque estaba tumbado y se sentía muy vulnerable sin saber lo que le iban a hacer. La humanización de la asistencia es fundamental y hay que seguir avanzando en ella . Hay que darle más cariño a los pacientes.

¿Sus mejores momentos en el hospital fueron salvando pacientes y dándole cariño a sus familias?

Sí, especialmente a jóvenes que llegaron aquí moribundos tras sufrir accidentes de tráfico- Tus familiares te escriben cartas de agradecimiento, pero incluso he recibido cartas de familiares de pacientes a los que no logramos salvar . Una que no olvidaré nunca es la carta de la madre de una chica que murió aquí de una malformación cerebral. Fueron momentos muy duros para los profesionales y la madre lo único que quería era estar con su hija en los últimos momentos . Me pidió que le diera la mano a ella y a su hija y eso hice. Todo esto es lo que te da fuerzas para tirar adelante cuando ves una desgracia así. Los accidentes de tráfico de personas jóvenes son terribles y decírselo a los padres es un momento muy duro para nosotros, aunque lo es mucho más para ellos.

.

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación