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Entrevista del delegado de la Junta en Sevilla

Sánchez: «No vamos a parar porque nos golpee el virus ni escudarnos en la pandemia para no hacer nada»

El delegado provincial asegura que la crisis del Covid-19 no va a suponer un frenazo en los planes de la Junta en la provincia, como el metro o el Hospital Militar

Ricardo Sánchez, en la sede de la Delegación de la Junta en Sevilla Manuel Gómez

Eduardo Barba

Orgulloso de su condición de mairenero, que proclama allá donde va, el popular Ricardo Sánchez lidera la gestión de la Junta de Andalucía en la provincia de Sevilla desde hace año y medio utilizando las mismas herramientas que en su exitoso periplo como alcalde de su pueblo: robar horas al día para trabajar y mantener contacto personal con todo el que puede. Esos preceptos están sirviendo al delegado del Gobierno regional para parapetar su moral frente a los durísimos avatares que le están tocando vivir desde marzo con la pandemia del Covid-19 y la crisis que ha generado.

¿Imaginó alguna vez cuando llegó al cargo tener que atravesar una etapa de gestión tan dura como ésta?

Esto no entraba en la cabeza de nadie. Pero opino que en los momentos delicados como éste es cuando se puede apreciar mejor la valía de los gobernantes. Creo que eso lo estamos viendo en Andalucía. Me motiva mucho que quien sea me pare por la calle y me diga que menos mal que estamos gobernando nosotros en esta situación. Y lo hace mucha gente que no tiene afiliación política alguna. Eso es un estímulo enorme en estos meses tan duros. Creo que desde el presidente, Juanma Moreno, hasta los consejeros y los delegados territoriales están haciendo un trabajo vital y muy intenso. Incluidos los fines de semana. Y el que ha estado fuera varios días ha estado también trabajando en la distancia y colgado al móvil o al portátil. El cien por cien del tiempo en alerta, se lo aseguro. Eso dice mucho del Gobierno de Andalucía. Y creo que también explica por qué los números del coronavirus son mejores en nuestra comunidad que en las demás.

¿Está haciéndome ver que otros dirigentes, como el presidente del Gobierno de España, no han hecho precisamente lo mismo?

La figura máxima del Gobierno es su presidente… En Andalucía tenemos el problema encima y sí vemos a un presidente de la comunidad arremangado y cogiendo el toro por los cuernos y con su consejo de gobierno en estado permanente de actividad, tomándose sólo días sueltos de vacaciones o ningún día, en muchos casos. Eso ofrece a un ciudadano la sensación de estar arropado por sus responsables públicos. Pero si el ciudadano ve lo que ha estado viendo del presidente del Gobierno, de descanso en la playa, aislado, haciendo ver que necesita desconectar… pues mal asunto. Los ciudadanos no pueden desconectar en una situación como la actual, por lo que los dirigentes tampoco deben desconectar. Y si lo hace, es un mal dirigente.

¿Cree que el Gobierno central ha pasado del control absoluto y el intervencionismo excesivo a la dejación, al abandono a su suerte a las comunidades?

El Estado debe ser siempre el que abandere la gestión en situaciones como ésta. Los grandes asuntos debe liderarlos un Gobierno fuerte y vertebrado. Y seguramente debido a que durante el estado de alarma su gestión no fue precisamente brillante, el Ejecutivo nacional ha decidido soltar lastre una vez concluyó esa fase y le han dejado toda la gestión a las comunidades. Que está así establecido y es así por ley, sí, sí, pero que eso es una cosa, la de las competencias, y otra que el Gobierno no aparezca nunca encabezando las políticas más sensibles y que en estas circunstancias deben ser asuntos de Estado. Esperemos que eso cambie. El Ejecutivo debe aparecer más. Por contra, el Gobierno andaluz sí está poniendo dedicación y rigor. Y también ha habido un importante trabajo de anticipación en esta crisis sanitaria.

En Sevilla la incidencia del Covid ha sido menor que en otros puntos de España. ¿Cree que ha ayudado la experiencia vivida con la listeriosis en 2019?

Sin duda. Hay una especialidad sanitaria clave, que es la epidemiología. Y obviamente, en Andalucía los servicios epidemiológicos ya llegaron a este año con un entrenamiento importante por la crisis de la listeria de 2019. Aquella crisis nos curtió mucho y podemos sacar esa conclusión positiva de la misma.

Cinco meses después de desatarse esta enorme crisis, ¿cuál prevé que será el escenario de los próximos meses?

Es importante no dramatizar. Hay que estar preocupados, y de hecho estamos muy preocupados. Pero sin alarmas ni dramas. Los datos más recientes que tenemos en Sevilla reflejan que la provincia sólo tiene el diez por ciento de los ingresados en Andalucía. Y esa tasa de ingresos es lo que nos da una imagen exacta de la situación en una epidemia. Las hospitalizaciones son la clave y el gran problema sería el colapso sanitario, y en ese aspecto hay que incidir en que en Sevilla ahora mismo no llegamos ni al uno por ciento de la población, un número que es 29 veces menor que el que teníamos en la oleada de abril, en el peor momento de la pandemia. Esto es algo que hay que tener muy en cuenta a la hora de analizar la situación con rigor. El futuro es insondable, pero el tema se está tratando aquí bastante bien y se están tomando las medidas que hay que tomar. Y se tomarán más sin que tiemble el pulso e intentando mantener el difícil equilibrio entre la salud y la economía. No soy pesimista, nunca lo he sido, es mi lema vital, aunque es obvio que vamos a pasar una época complicada.

Se articulan ayudas, pero la situación de crisis económica y social parece inevitable para otoño e invierno viendo el desarrollo de la pandemia.

Hay sectores que lo están pasando y lo van a pasar muy mal, y si no se les ayuda van a tener muy complicado tirar para delante y levantar las persianas, como la hostelería o el turismo, y ahí, indudablemente, vamos a estar las administraciones. Hay que articular más mecanismos de ayuda no sólo desde las arcas autonómicas sino también de las estatales y desde la Diputación Provincial; e incluso locales, como ha hecho el Ayuntamiento de Valencia, por ejemplo, con sus hosteleros. Pero más allá de esas ayudas, creo que es el momento de poner sobre la mesa el cambio del modelo productivo, que es fundamental. El sector servicios ya no va a poder ser el motor económico que ha sido siempre y esto nos obliga a pensar y plantear nuevos modelos, con todas las administraciones implicadas. Si no vamos modificando ese modelo productivo, lo pasaremos mal.

Los ahorros de los ayuntamientos

Hablando de dinero, ¿qué opinión le merece el acuerdo de la Federación Española de Municipios y Provincias con el Gobierno para que éste pueda usar el superávit de los ayuntamientos? Muchos municipios se han mostrado contrarios a ese pacto.

Muchos no, todos los que no están gobernados por el PSOE. Todos. De un extremo a otro de España. El PSOE ha impuesto la disciplina de partido y el que se mueve no sale en la foto. Pero hasta dentro de los socialistas ya han empezado a alzarse voces. Ya ni siquiera se trata de un bloque monolítico.

No será en los socialistas sevillanos...

Bueno, eso sí, ya. No serán los socialistas sevillanos los que rompan esa disciplina, precisamente. Aquí tenemos a la cabeza a Fernando Rodríguez Villalobos, presidente de la Diputación y de la FAMP, que ha apoyado sin fisuras lo que es una auténtica requisa de los ahorros de los ayuntamientos. Ha habido mucho de imposición y de cambio de criterio, no nos olvidemos. El presidente de la FEMP, Abel Caballero, decía hace unos meses algo muy diferente a lo que dice ahora. Y esto del superávit es un chantaje puro y duro de Pedro Sánchez. O aceptas cederme vuestro ahorro para gastarlo en lo que yo quiera y devolverlo cuando yo estime o no vas a poder hacer uso de tus ahorros. Ni más ni menos. Si eso o es un chantaje, que baje Dios y lo vea.

Como exalcalde, entiende usted bastante bien qué supone poder usar o no el dinero para lo que un municipio requiere

Aquí me sale mi vena de antiguo alcalde y me gusta recordar que esos ahorros, que vienen marcados por la Ley de Estabilidad Presupuestaria que puso en marcha el PP y el ministro Montoro, estaban destinados a inversiones en los municipios que son esenciales para los vecinos y que se ajustaban a lo que demandaba cada ayuntamiento. Y ahora el Gobierno me obliga a emplearlo en lo que él diga. No es justo, porque nadie mejor que los alcaldes y los ayuntamientos para saber a qué hay que destinar el dinero ahorrado con el esfuerzo de los vecinos. Nadie del Ministerio de Hacienda, ni la propia María Jesús Montero, va a saber más sobre qué necesita cada municipio, eso es imposible.

¿Va a ser ya imposible mantener el proyecto de reducción de listas de espera sanitarias con la crisis del Covid?

Es verdad que el presupuesto de este 2020 va a tener que sufrir modificaciones muy importantes porque ahora la prioridad es la lucha contra el virus. Partidas de todo tipo se están derivando a refuerzo sanitario, como es lógico. Pero no vamos a renunciar a ese objetivo, de ninguna manera. Una de las premisas del Gobierno andaluz es dejar de estar a la cola de los índices sanitarios de Europa, entre ellos las listas de espera, y esa idea se mantiene a pesar del panorama. Es algo irrenunciable.

¿Me cuenta usted cómo?

Tendremos que trabajar más y usar un término que gusta mucho al presidente Moreno: audacia. Habrá que ser gestores más audaces, si cabe, y saber en qué hay que invertir el dinero y dónde se puede reducir, que lo hay. La sanidad es prioritaria en todos sus aspectos y el hecho de que reforcemos la lucha contra el Covid no significa que haya que renunciar a otros objetivos sanitarios.

Pero a algo habrá que renunciar...

Todo lo contrario. Fíjese en la gran inversión que vamos a mantener precisamente para la mejora de la asistencia sanitaria en Sevilla de la reforma y reapertura del Hospital Militar. Cuando peor estamos resulta que se van a emplear más de ocho millones de euros en un procedimiento rápido, de emergencia, para poner de momento 150 camas de hospitalización y otras 25 para UCI. No cambiamos el paso ni renunciamos a las grandes inversiones, especialmente sanitarias. Simplemente hay que saber cuadrar las cuentas. No vamos a parar porque nos esté golpeando el virus.

Pero alguno de ellos es especialmente costoso, como la nueva línea del metro de norte a sur... ¿Tampoco se replantea ahí la inversión o el cronograma? Estamos hablando de un proyecto de 1.600 millones de euros.

Sánchez, en la delegación M. Gómez

En absoluto. Es el mejor ejemplo de que la Junta va a mantener sus compromisos con las grandes infraestructuras. Y estamos hablando de que se ha avanzado y consolidado a finales de junio, con la pandemia ya de sobra conocida. Se ha definido el recorrido y el modelo de la línea 3, se ha actualizado el trazado y el coste, que estaba en quinientos millones menos y estaba totalmente desfasado, se ha dispuesto el aumento de kilómetros y de paradas, los tramos subterráneos... Todo con un estupendo entendimiento con el Ayuntamiento, es un buen ejemplo de colaboración y lealtad institucional. Y encima va a conectar todos los centros sanitarios importantes de Sevilla, desde el Macarena al Virgen del Rocío y luego al Valme. El objetivo sigue ahí, estar en obras antes de que acabe la legislatura. El Militar y el metro son dos ejemplos claros de que la Administración mantiene su plan. Además, es que estas obras son puestos de trabajo en infraestructuras fundamentales que eran las grandes olvidadas por los gobiernos socialistas de la Junta. Se trata de priorizar y saber gestionar. Esas infraestructuras llevaban años en la mayor de las desidias, como la Ciudad de la Justicia. Y las hemos desbloqueado.

¿Tan dificil era reabrir el Hospital Militar como para que se haya llevado lustros cerrado? Aunque sólo sea una parte, como va a ocurrir ahora.

Se llama priorizar. Y gastar en lo que de verdad es importante. Priorizar y saber gestionar. Esa infraestructura llevaba años en la mayor de las desidias y ahora, con eficacia, se han habilitado presupuestos para ir abriendo de forma progresiva. Es evidente que no se puede hacer una reforma integral del edificio sino trabajar de manera gradual, habilitando dependencias poco a poco. Y asi lo vamos a hacer. Porque hemos tenido dos cosas que no tuvieron los socialistas, voluntad y capacidad. A finales de año esperamos tener esta primera zona del hospital activa, con un acceso nuevo por la fachada sur.

Ni que decir tiene que esa reapertura supone aumentar el personal. El sector sanitario viene reclamando más medios humanos, especialmente en esta crisis.

Todos los sindicatos estuvieron con el consejero reunidos y se adquirieron unos compromisos y después de esas reuniones mostraron su júbilo porque se trataba de demandas del sector tanto de condiciones salariales como de medios que no habían sido atendidas desde hacía decenios. Y con compromisos, plazos y cifras concretas sobre la mesa, no venta de humo ni anuncios exprés que luego no se cumplen. Nosotros no vendemos humo, somos rigurosos. No vamos a dejar pasar la legislatura sin más, de brazos cruzados, o escudarnos en la pandemia para no hacer nada.

En esa expansión hacia el sur de la capital es donde están incidiendo todas las administraciones... La decisión de llevar la Ciudad de la Justicia a Palmas Altas ha influido decisivamente en todo ello, incluida la priorización de la mitad sur de la nueva línea del metro.

Efectivamente. Esa es otra infraestructura esencial de la que venimos hablando desde hace años y que se ha desbloqueado de una vez. Ya tenemos la dotación, sabemos lo que va a costar, unos cien millones, tenemos el edificio, esta todo estudiado... ¿Cuál era el lastre de esta nueva ubicación? La movilidad, el transporte, sí. Pues por eso se hace también el esfuerzo del metro para vertebrar y conectar toda esa zona. Está todo unido. Confiamos en que en esta legislatura también la Ciudad de la Justicia esté ya funcionando.

El sector judicial era un poco remiso a ese traslado a una zona tan alejada de su tradicional y céntrica sede del Prado de San Sebastián.

Eso ha variado. Y lo ha hecho porque el mayor problema que se ponía sobre la mesa era el de la lejanía y el de la conexión. Pero las reticencias de las asociaciones de ese gremio se han ido reduciendo conforme se ha avanzado en la propuesta de transporte y movilidad para acercar esa zona de la ciudad mucho más.

Hablando de movilidad: ¿Habrá de nuevo y de una vez por todas tren en la provincia para conectar con Granada y Málaga?

En ese tema, como en muchas otras cosas, está primando el afán de confrontación del Gobierno central que el interés de los ciudadanos. Se nota mucho en este asunto. El Ejecutivo regional está poniendo todo de su parte. Y en temas de movilidad no se nos podrá acusar precisamente de no estar trabajando, basta con ver cómo llevamos el acceso norte a Sevilla desde La Rinconada y el Pago de Enmedio, pero el Gobierno se empeña en este tema del ferrocarril en buscar el choque y no resuelve la cuestión, que es de su competencia. De la nuestra era al autovía etre Alcalá y Dos Hermanas, que hemos terminado tras años parada, o el tranvía de Alcalá, que estamos impulsando de nuevo como proyecto básico de una segunda corona metropolitana, la de Los Alcores, y para enlazar con la capital. O el centro logístico de Majaravique, que se anunció nada menos que en 2007 y es ahora cuando estamos afrontándolo nosotros para sacar a licitación la primera fase con la idea de que las empresas apuesten por Sevilla. La colaboración con el sector privado es esencial y en esta crisis nos debe servir de apoyo.

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