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Santa María de la Purísima y la prisa de Dios

Septiembre y octubre concentran la festividad litúrgica y las fechas de la beatificación, canonización y muerte de la perfecta Hermana de la Cruz, la hija fiel de Sor Ángela

Un momento del acto de beatificación de Santa María de la Purísima Kako Rangel

Gloria Gamito

Dios tiene sus propios tiempos que los hombres no podemos entender. Se ve muy claro en los procesos de canonización de las, por ahora, dos santas de las Hermanas de la Cruz . El de Sor Ángela, la fundadora, la creadora del carisma, fue muy largo en el tiempo, quizás para que el Instituto de la Cruz se consolidase en su atención sin límites a los enfermos y necesitados, y cuajase, tal y como la conocemos hoy, la devoción a su figura, forjada en la interminable calderilla de milagros de Madre. El de su fiel hija Madre María de la Purísima ha sido rápido, casi meteórico, como si Dios tuviese prisa por que subiese a los altares, porque se reconociese la santidad de quien dedicó su vida a seguir con fidelidad los pasos marcados en la reglas, sin apartarse ni un milímetro del carisma fundacional, ni como religiosa ni en los 22 años en que fue madre general.

Santa Ángela falleció en 1932 y fue canonizada en Madrid el 4 de mayo de 2003. En los 71 años que duró el proceso destacan las concentraciones de miles de personas los 2 de marzo, fecha de su muerte, muchos años antes de que la Iglesia reconociese su santidad, la ceremonia de beatificación en Sevilla presidida por San Juan Pablo II el 5 de noviembre de 1982 y las multitudinarias procesiones a la catedral, tras la canonización.

Con Santa María de la Purísima, fallecida en 1998, todo fue distinto. Seis años después, en febrero de 2004, se abrió su proceso diocesano de canonización y fue espectacular por su rapidez: duró solo siete meses. En febrero de 2006 se clausuró el proceso diocesano de un milagro atribuido a su intercesión. La beneficiaria fue Ana María Rodríguez Casado , una niña de La Palma del Condado que había nacido sin vena cava inferior y con una cardiopatía congénita, y que en 2004, con tres años y diez meses, sufrió la rotura del cable del marcapasos y una parada cardiorrespiratoria. El año 2009 fue determinante para el proceso de Beatificación. El 17 de enero el Papa Benedicto XVI la declaró Venerable, y el 5 de diciembre de ese mismo año el Congreso de Teólogos de la Congregación para la Causa de los Santos aprobó el milagro tras otro récord, ya que su estudio solo duró once meses.

La beatificación de Madre María de la Purísima tuvo lugar tal día como hoy, 18 de septiembre, en 2010 en el Estadio Olímpico. Fue una ceremonia preciosa, se podría decir que mágica, por los momentos inolvidables que allí se vivieron. Los corazones de los 45.000 asistentes, llegados de todos los sitios donde las Hermanas tienen convento, con pañuelos de colores distintivos de cada pueblo o ciudad, se acompasaron para homenajear a la nueva Beata que tan gran e intensa labor desarrolló en Villanueva del Río y Minas, en Estepa y al frente de la Compañía, y expresar su cariño a las Hermanas de la Cruz.

Fueron emocionantes el aleteo de pañuelos como palomas multicolores al escucharse, mediante conexión, en el Estadio el repique de gloria de las campanas de la Giralda, al quedar inscrita Madre Purísima en el catálogo de los Beatos, y la ovación de siete minutos que los asistentes iniciaron cuando el cardenal Angelo Amato, representante del Papa Benedicto XVI, se dirigió a las Hermanas de la Cruz. Los aplausos espontáneos del público puesto en pie se convirtieron en acompasadas palmas por bulerías. El cardenal Amato en su homilía señaló que Madre Purísima podía ser llamada la Madre del Posconcilio porque llevó a cabo la verdadera renovación que pretendía el Vaticano II, fidelidad al Evangelio, a Cristo, a la Virgen, a la Iglesia, a Santa Ángela, a la Regla y a las sanas tradiciones: «Fidelidad a los valores, no a las modas. A la sustancia, no a las apariencias».

El solemne acto estuvo presidido por la imagen de la Virgen de la Esperanza Macarena , de la que son camareras las Hermanas de la Cruz, que el día antes abandonó en su paso sin palio su Basílica, recorrió los barrios modernos y la Expo 92 en un itinerario inédito y especial y llevó Esperanza a los enfermos del Hospital Virgen Macarena. La acompañaron 180.000 personas sumando ida y vuelta.

45.000 almas se reunieron hace ocho años en el Olímpico por la ceremonia de beatificación

El milagro de la Canonización tuvo como beneficiario a un armao de la Macarena, Francisco José Carretero Díaz, «El Carre» que en septiembre de 2012, con 43 años, sufrió una parada cardiorrespiratoria que le tuvo sin oxígeno 25 minutos. Tras doce días en coma, en el que sus amigos hicieron una novena a Madre Purísima en las redes sociales, despertó. Su curación fue reconocida como milagrosa por el equipo médico que analizó el caso en Roma. Y en 2015, el 18 de octubre Madre María de la Purísima fue canonizada en Roma por el Papa Francisco. Fueron días inolvidables en la ciudad eterna que se tiñó de celeste purísima, color distintivo de los españoles, argentinos e italianos que acudieron. Ni 17 años habían transcurrido entre su muerte y la canonización.

Septiembre y octubre concentran fechas muy significativas de Santa María Purísima: el 18 de septiembre, día de su beatificación y de su festividad litúrgica desde 2015, el día de la canonización y el aniversario de su muerte. El próximo 31 de octubre, fecha en que se cumplen 20 años de su fallecimiento podrá visitarse durante todo el día, como sucede desde 2006, el cuarto donde se guardan los objetos personales de Santa María Purísima.

Sus hijas, las Hermanas de la Cruz, la consideraban la perfecta religiosa de la Compañía porque en el hipotético caso de que se perdieran las reglas solo con mirar su forma de comportarse se podrían reescribir. Por eso la enterraron en el mismo lugar en la cripta de la Casa Madre donde estuvo Sor Ángela durante 50 años. Justo enfrente de donde está enterrado el padre Torres Padilla , el cofundador y tercer miembro del Instituto que va camino de los altares. La Positio donde se recogen las referencias bibliográficas y la práctica de las virtudes ya está muy adelantada y quizás pronto se presente en Roma. Y es que el carisma de la Compañía de la Cruz tiene capacidad para dar muchos santos. Lo que no se sabe es cuando será. Lo que sí sabemos es que el tiempo siempre lo maneja Dios y con Santa María de la Purísima tuvo mucha prisa.

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