Sevilla
Enrique Sanchís: «Los sevillanos están cada vez más refinados y les gustan los relojes más caros»
El propietario de 'El crónómetro', uno de los negocios más antiguos de Sevilla que va ya por la cuarta generación familiar, explica cómo ha logrado sobrevivir durante ciento veinte años a las crisis y a la globalización

Enrique Sanchís (Sevilla, 1950) ha cedido el testigo de su negocio de relojes, el más antiguo de Sevilla, a la cuarta generación familiar. Su abuelo paterno llegó desde Gandía a Sevilla y fundó 'El Cronómetro', un comercio icónico de la calle Sierpes ... que lleva abierto al público desde 1901. Ahora tiene cuatro tiendas, tres en esa calle y otra en los bajos del Hotel Radisson Magdalena Plaza . El responsable del día a día de la empresa, que ha pasado por muchas visicitudes durante sus ciento veinte años de vida, es ahora su hijo Álvaro, biznieto del fundador.
¿Le gustaban los relojes desde pequeño?
Me gustaban los mecanismos en general. Por eso estudié Ingeniería Industrial, aunque no tuve paciencia para terminar y me incorporé al negocio familiar.
Es propietario de uno de los comercios más antiguos de Sevilla. Supongo que eso le hará sentirse orgulloso, tanto a usted como a los que le antecedieron en su familia y los que le sucederán.
Es una responsabilidad permanecer en la memoria de Sevilla y naturalmente un orgullo. Se deposita en ti una historia y un saber hacer que debes conservar y tratar de mejorar para facilitar a los que están y a los que vienen detrás.
¿Cómo es el negocio de los relojes?
Nuestro negocio es un poco atípico. Mi abuelo vino a Sevilla por circunstancias personales y se afincó con un primer establecimiento especializado desde el comienzo únicamente en relojes tal y como tenía su familia en Gandía y Alcoy. Era emprendedor y le surgió el traspaso de una camisería en la calle Sierpes, que era la arteria principal de la capital, y en 1901 la abrió al público. Para el relevo mandó a mi padre, único varón de la familia, a Suiza a estudiar Ingeniería y Micromecánica en Neuchatel. Con posterioridad, tomé el testigo en los años 70 y actualmente es mi hijo Álvaro, ayudado por mi hermano Carlos, el que lleva las riendas del negocio.
¿No hay mujeres en su negocio?
De momento, no. El negocio es de mi hermano Carlos y mío. Su hija es un portento de ingeniera pero ha preferido enfocar su carrera al margen de la empresa familiar.
Ha visto caer muchos negocios a su alrededor. ¿Qué pensaba cada vez que uno echaba el cierre?
Desgraciadamente han desaparecido casi todos. Después de tantos años juntos, existía camaradería y era doloroso verlos caer, pero los avances tanto tecnológicos como sociales hacían muy complicada su existencia.
¿Las administraciones públicas les echaron un cable alguna vez?
Las administraciones no han ayudado nada a este sector y la puesta a punto con escasos recursos era muy difícil. Yo he estado muy pendiente de innovar y sobre todo de adaptarme a los tiempos y aun así me pregunto cómo hemos podido resistir.
¿Cómo lo ha logrado? ¿Cuál es el secreto?
Nuestra filosofía es la 'excelencia' y eso es intemporal. Añadamos nuestra capacidad de adaptación y algunas pequeñas decisiones estratégicas que afortunadamente han tenido éxito y es por todo ésto, que todavía estamos.
¿Alguna de esas pequeñas decisiones estratégicas la puede contar aquí?
En una de las crisis que superamos, con muy poca demanda, abarcábamos todo tipo de público, con relojes desde 500 pesetas hasta 500.000. No tuve más remedio que apostar por algo y lo hice por la gama alta renunciando a las gamas bajas. Fue una decisión acertada que nos mantiene vivos.
¿Cree que estamos cerca del final del comercio tradicional?
No soy adivino y en este mundo tan cambiante es difícil predecir, pero creo que podrán coexistir los distintos canales de venta tanto físicos como virtuales que hará que los propios productos encuentren su sitio en el mercado para dar la máxima satisfacción a los consumidores.
«Curiosamente ha surgido con fuerza una afición desenfrentada por el coleccionismo de grandes marcas. Cada vez hay más fanáticos sofistificados dispuestos a pagar cantidades inimaginables»
El reloj, cuando empezó 'El Cronómetro', era un artículo de lujo, de una clase social alta. ¿Qué significa hoy llevar un reloj de pulsera exactamente?
Es verdad que era un artículo de lujo y también una necesidad. Como regalo había dos o tres ocasiones en la vida. En la primera comunión, si estudiabas; cuando terminabas la carrera; y de regalo de pedida cuando te casabas. Con la producción en masa, el reloj dejó de ser un artículo de lujo y perdió la solemnidad del objeto.
Todo el mundo lleva hoy un móvil que le da la hora. ¿Cómo me explicaría la necesidad de llevar un reloj en la muñeca?
Hoy, con tanta información disponible, el reloj ha pasado de ser una necesidad funcional a un accesorio que nos identifica y nos distingue. En un mundo donde todos podemos tener de todo, el reloj es un factor diferenciador. Para obtener información no solo están los 'smartphones', sino los dispositivos de muñeca inteligentes, pero tienen el problema de la obsolescencia y eso produce frustración. Un reloj mecánico singular y propio camina de una forma distinta en la vida del usuario y le sitúa en el estrato en el que quiere estar.
Los relojes que vende son muy caros...
Hay un precio para cada capricho o necesidad y hay caprichos muy caros, jajaja. Curiosamente, ha surgido con fuerza una afición desenfrenada por el coleccionismo de grandes marcas, en el que la demanda supera con creces a la oferta de forma que adquieren en el mercado precios desorbitados. Cada vez hay más fanáticos sofisticados dispuestos a pagar cantidades inimaginables hace pocos años. Este mercado está apoyado en la red, escapa a nuestro control y no forma parte de nuestro negocio.
¿Se venden más los relojes más caros o los más baratos?
A nivel general me imagino que se venden mucho más los relojes baratos, pero nuestro negocio se basa y está especializado en los relojes de alta gama.
Supongo que los más caros les dejarán más margen de beneficio. ¿O no?
Relativamente, el margen es el mismo pero nosotros solo nos dedicamos a los de alto nivel.
¿Un reloj de ese tipo lo es para toda la vida?
Tanto si es un capricho personal, y en mayor medida si procede de un regalo, la posesión representa hechos significativos en nuestra vidas y quién no mantiene con cariño símbolos que nos recuerdan momentos únicos vividos…
«Las administraciones públicas no han ayudado nada a nuestro sector y la puesta a punto fue muy difícil. Algunas decisiones estratégicas y la filosofía de la excelencia nos salvaron»
Vivimos la época de la obsolescencia programada. Los teléfonos móviles duran cuatro años, las baterías otro tanto, las piezas de los coches siete años como mucho. ¿Combate con sus relojes ese consumismo desaforado?
Los relojes que nosotros ofertamos, que vuelven a sus orígenes mecánicos tal y como se hacían hace doscientos años aunque mejorados día a día, son acabados individualmente, lo que los hace singulares. Su utilidad es secundaria y se poseen por lo que representan. Además son ecológicos (tan de moda ahora), no producen desechos y la energía se las proporcionamos nosotros mismos con el uso.
Se habla de millonarios que regalan a sus amantes relojes muy caros al día siguiente. ¿Cada reloj tiene su significado como las flores?
No es lo mismo. Las flores tienen un lenguaje propio y archisabido. En los relojes no hay mas símbolo que el que se crea cuando se adquiere o se regala.
Una de las marcas que venden en sus tiendas asegura en su publicidad que el propietario de uno de sus relojes no es más que el encargado de hacérselo llegar a sus hijos en perfecto estado. ¿Está de acuerdo?
En este caso, los suizos utilizan el término 'relojes generacionales' y se les supone un valor único e intemporal, digno de ser custodiado para las siguientes generaciones. Hablamos de una de las mejores marcas actualmente existentes en el mercado que cuidan los detalles hasta para tratar de saber a qué familias van destinados.
¿Y si no les gusta la familia, no se lo venden, como dicen que hacen con algunos modelos ciertas marcas superexclusivas de coches?
No es exactamente así. Pero algunas marcas tratan de escoger mucho el público que sabe apreciar sus productos.
¿A los sevillanos les gustan los relojes de lujo o venden más a extranjeros y turistas?
La sociedad en general y los sevillanos en particular son cada vez más refinados y esto hace que la demanda sea cada vez mayor en este tipo de producto. Con respecto a los turistas, la cultura relojera está mas extendida y existe bastante interés por los relojes que ofrecemos.
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