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SANIDAD

«Tengo que reconciliarme con mi familia antes de morir»

Expertos del Hospital San Juan de Dios del Aljarafe debaten la necesidad de la dimensión espiritual en la atención al enfermo

José Miguel Valdés Grande, este miércoles en las jornadas ABC

AMALIA F.LÉRIDA

Algo tan sencillo como mirar a un enfermo que está encamado mientras nos habla, o cumplir su voluntad de reconciliarse con su familia porque sabe que le queda poco tiempo de vida , o que su médico de cabecera se siente enfrente de él, sin mesa por delante, y le escuche es atender una serie de necesidades espirituales —que no religiosas— que la atención sanitaria actual ignora a pesar de la importancia que tiene incluso para favorecer la pronta recuperación de su dolencia. Y lo ignora porque una enfermera que atiende sola a 25 personas en una planta no tiene tiempo ni medios para procurar que el paciente se sienta querido ni el facultativo de Atención Primaria con un cupo de más de cien enfermos que ha de ver en dos horas y media.

Esta falta de medios en la sanidad la ha reconocido el hermano de SanJuan de Dios José Miguel Valdés Grande , miembro del comité organizador de unas jornadas que ayer se celebraron en el Hospital de Bormujos en las que los expertos hablaron de esa dimensión espiritual que no contempla ni la OMS en su definición de salud. Según dijo, en ese hospital de San Juan de Dios, gestionado por la orden hospitalaria del mismo nombre y participado por la Junta de Andalucía a través del Consorcio Sanitario Público del Aljarafe, sí se tiene en cuenta esa dimensión espiritual del paciente, indispensable para ofrecerle una atención integral, hasta el punto de que, incluso, existe un Servicio de Atención Espiritual y/o Religioso «que no tienen los demás hospitales públicos y que está muy desarrollado en otros países».

«Si un médico detecta que un enfermo tiene necesidad de confesarse con una sacerdote, acude a ese servicio o si quiere localizar a un allegado con el que tiene que hablar antes de abandonar este mundo», añade Valdés Grande.

También dice que es necesaria la existencia de una historia espiritual del paciente, al igual que hay historia clínica , en la que conste, por ejemplo, qué religión profesa, sus necesidades de afecto, de reconciliación o de pedir perdón. La orden de San Juan de Dios está trabajando desde hace tiempo para implantar en sus centros esa historia espiritual con el objeto de ayudar a los enfermos a paliar esos otros «dolores espirituales que tienen», precisa.

Entre los ponentes de la jornada de ayer se encontraba Francesc Torralba, director de la Cátedra Ethos de la Universidad Ramon Llull. Declaró que «asistimos a un cambio de paradigma que nos exige la atención espiritual de la persona en el ámbito sanitario». Para Francisco Alarcos , catedrático de Ética Teológica en la Facultad de Teología de Granada, «aún estamos pendientes de una reconciliación entre el alma y el cuerpo, entre la espiritualidad y la corporeidad, ya que históricamente se han abordado por separado». Por su parte, José Luis Bimbela , doctor en Psicología, advirtió de que «si no gestionamos bien nuestras emociones, difícilmente podremos ayudar a los demás».

Al encuentro también asistió Salvador Casado , médico de Familia y editor del blog «La consulta del doctor Casado». «En enfermedades serias y crisis vitales —dijo— la dimensión existencial del que padece se pondrá de manifiesto».

Mercedes Vacas , directora de Enfermería del Hospital San Juan de Dios de Palma de Mallorca opinó que la «atención integral contempla los aspectos físicos, biológicos, psicológicos, emocionales, espirituales, y todo lo que tiene que ver con su entorno, familiar, social, laboral».

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