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SEVILLA

Tres historias de lesionados medulares andaluces que emprendieron una nueva vida

Francisco Ponce, Pablo Tovar y Alfonso Ruiz se han convertido en deportistas de competición a raíz de sufrir una paraplejia por un accidente de tráfico

Francisco Ponce, Pablo Tovar y Alfonso Ruiz, tres andaluces que se han convertido en deportistas de competición a raíz de sufrir una lesión medular por accidente de tráfico ABC/ROCÍO SAYAGO
María Jesús Pereira

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Los hospitales Virgen del Rocío y San Juan de Dios del Aljarafe reciben cada año 90 nuevos casos de pacientes con lesiones medulares provocadas por accidentes laborales, de tráfico, deportivos y caídas fortuitas (62% de los casos),a sí como por enfermedades congénitas o adquiridas (38%). El Virgen del Rocío atiende a los lesionados medulares de Sevilla, Huelva, Córdoba y Málaga, provincias que concentran una población de cinco millones de andaluces. Tres de los pacientes que pasaron por las unidades de lesionados medulares de esos hospitales relatan para ABC cómo quedaron parapléjicos tras sufrir un accidente de tráfico, como superaron el duelo y cómo decidieron adaptar sus vidas a sus nuevas limitaciones físicas, convirtiéndose además en deportistas de competición.

«Dejé los victimismos y dije "sí" a la vida»

Pablo Tovar quedó parapléjico a raíz de un accidente en 2008, cuando tenía 21 años ABC

En junio de 2008, el sevillano Pablo Tovar recorría la sierra de Huelva en moto con unos amigos cuando perdió el control en una curva, terminó chocando con un coche que circulaba por el carril contrario y salió despedido por el aire hasta caer sobre el asfalto. Ahí comenzó la historia de su nueva vida. Tenía 21 años, estudiaba 2º de ADE en la Hispalense y se despertó tumbado en la carretera. «Entré en shock cuando vi que no podía mover las piernas porque supe que me había roto la columna vertebral », dice Pablo (@pablotovarnl). Un helicóptero lo desplazó al Hospital Virgen del Rocío, donde comprobaron que tenía sensibilidad pero no movilidad por la rotura de la vértebra dorsal D5.

Pablo Tovar tiene hoy 31 años y pasa la mitad del año en Sierra Nevada entrenando ABC

En el Virgen del Rocío estuvo un mes y de ahí pasó al hospital San Juan de Dios del Aljarafe , donde supo que no recuperaría ya ni la sensibilidad ni la movilidad. Sin embargo, Tovar no es de los que tiran la toalla. «Tres meses después del accidente me examiné de algunas asignaturas en la Universidad y las aprobé», señala este sevillano, que lamenta las campañas de la DGT en la que muestran a lesionados medulares «con el tópico del pobrecito, del que ya no tiene nada que hacer»

«Al principio sufres una etapa de duelo, de negación, de preguntarte por qué te ha pasado a ti, pero eso es inevitable el primer mes. Entonces yo desconocía el mundo de los lesionados medulares y pensaba que la vida se había acabado para mí. Decía "no" a todo pero con el apoyo psicológico de mi familia y amigos dejé el victimismo y terminé diciendo "sí" a la vida porque no me quedaba otra. Aún recuerdo lo duro que fue volver a la facultad en silla de ruedas, pero al final -dice- terminé saliendo por la noche con mis amigos».

Tovar -en la imagen- acaba de proclamarse campeón de España de Esquí Adaptado y ha revalidado la Copa de España que ganó en 2017 ABC

«Empecé una nueva vida, adapté mi coche y mi casa. Cuando terminé la carrera monté una empresa de venta de muebles de oficinas on line», cuenta Tovar, quien recuerda que siempre había pensado que al acabar la carrera universitaria dedicaría un año de su vida a ser profesor de snowboard. «Tras el accidente comencé a practicar el esquí adaptado y ahora acabo de ganar en Baqueira Beret el Campeonato de España de Esquí Adaptado y he revalidado la Copa de España que obtuve en 2017», señala orgulloso este lesionado medular, para quien sus limitaciones físicas no le han impedido practicar otros deportes, como esquín náutico, surf, wakeboard, pádel, natación, montar en quad...

Decidió entonces cerrar su empresa de muebles y centrarse en el deporte. Comenzó a echar una mano en clases de esquí adaptado «porque veía el lado más humano». Entonces dio otro paso decisivo en su vida: comenzar a estudiar Psicología. Hoy ya sólo le quedan tres asignaturas para poder ejercer como psicólogo. Su sueño sería hacerlo en centros deportivos para trabajar la motivación, la emoción... tan importantes en competiciones.

Diez años después del accidente, Tovar mira el vaso medio lleno. «He ganado vida porque de no haberme ocurrido el accidente no hubiera sido Campeón de España de Esquí adaptado», subraya este joven, quien pasa la temporada de esquí en Sierra Nevada, donde vive solo en un piso . Cuando se concentra en Baqueira Beret, se aloja con el equipo nacional.

«He aprendido a vivir con mis limitaciones»

Alfonso Ruiz, con la bicicleta con la que entrena todos los días, ha sido cinco veces campeón de Andalucía de ciclismo adaptado en la categoría de «handbike» o ciclismo a mano ABC

En 1998, e l cordobés Alfonso Ruiz Moreno tenía 18 años y sufrió un accidente de moto en la carretera de Lucena a Rute por un giro indebido a la izquierda del coche al que adelantaba. «Impactó contra mí. Sufrí múltiples lesiones, me quitaron el bazo y como estaba reventado por dentro tuvieron que limpiarme las vísceras. Lo peor de todo fue la rotura de las vértebras dorsales D5 y D6, que afectó a mi medula espinal y me dejó parapléjico», manifiesta Alfonso.

«Aunque lo normal es que reacciones en dos o tres años, durante cinco años yo no supe qué hacer con mi vida, quizá porque era demasiado joven cuando sufrí el accidente y quedé parapléjico. Yo trabajaba en la construcción, así que volver a ese sector era imposible», relata Alfonso, quien a los 27 años se casó y hoy tiene dos niñas de 10 y 8 años.

Alfonso Ruiz con su mujer y sus dos hijas

Al final, hizo cursillos de informática y se convirtió en monitor en una academia. Más tarde fue diseñador gráfico en Málaga, pero aquello no terminaba de llenarle. Ahora es formador en institutos de la provincia de Córdoba, donde da charlas en materia de prevención de accidentes de tráfico como delegado de la Asociación para el Estudio de la Lesión Medular Espinal. «Informo sobre las lesiones medulares y traumatismos craneoencefálicos, y cómo evitarlas mediante los sistemas de seguridad y comportamientos correctos en la moto, la bicicleta... Resulta llamativo -destaca- que la bicicleta sea uno de los vehículos más vendidos y probablemente uno de los más peligrosos pero a pocas personas les entra en la cabeza que hay que llevar casco o conducir como si fueras en un coche».

Alfonso se ha convertido también un consumado deportista. De hecho, ha ganado cinco años el Campeonato de Andalucía de Ciclismo Adaptado . Durante seis días a la semana dedica dos horas diarias a la bicicleta, a lo que hay que añadir los viajes que realiza para competir en distintos puntos de España, a donde se traslada en un vehículo adaptado que él conduce.

«He aprendido a vivir el día a día. Cuando tienes estas limitaciones físicas te lanzas a experimentar y hacer cosas que no hubiera hecho antes del accidente. He logrado tener una vida activa interesante, aunque desde luego no es como la que tenía antes porque hay que vivir con limitaciones», concluye.

«Fue como volver a nacer y aprender desde cero»

El 19 de marzo de 2016 se produjo un giro radical en la vida del onubense Francisco Ponce , quien entonces estudiaba un grado medio de FP de Agraria con la intención de dedicarse al campo. «Vivimos en Huelva pero los fines de semana íbamos a La Puebla de Guzmán, el pueblo de la familia. La noche anterior al accidente había ayudado en la panadería familiar en Paymogo. Tenía tanto sueño que me quedé dormido allí al acabar el trabajo. Me desperté a media mañana y me fui en coche a La Puebla pero cuando llegué me acordé de que me había olvidado algo en Paymogo, por lo que decidí volver. Me encontré con dos amigos, que quisieron acompañarme pero no les dejé... afortunadamente. En una recta al salir del pueblo me puse a pensar en mi abuelo que había muerto y decidí ir a verlo en cuanto llegara al pueblo. Mientras pensaba eso perdí la vista un segundo del volante, lo suficiente para salirme de la carretera. El coche hizo varios trompos y salí disparado a doce metros porque falló el cinturón de seguridad o quizá no lo llevaba, la verdad es que ya no estoy seguro de nada», rememora Francisco, que hoy tiene 22 años.

Se despertó en la UCI doce días después porque tenía tantos dolores que estaba continuamente sedado por las múltiples lesiones y la rotura de la vértebra dorsal D3. «Me quedé parapléjico, es decir, sin movimiento del pecho hacia abajo . Primero pasé por el Hospital Virgen del Rocío y luego hice la rehabilitación en el Hospital San Juan de Dios del Aljarafe, donde -cuenta- ya me dejaron claro lo que sospechaba: que no iba a volver a andar».

Francisco Ponce. de espaldas, jugando un partido de pádel en silla de ruedas ABC

«Me preguntaba si iba a ser un estorbo para mi familia pero al final no me quedó otra salida que salir adelante porque no sería ver sufrir más a mis padres, que me compraron una silla de ruedas, un coche adaptado e hicieron obras en la casa para facilitarme la vida. Aprendí a vivir desde cero, fue como volver a nacer. Ahora hago mi vida desde una silla de ruedas», manifiesta Francisco, quien se prepara para acceder a un grado superior de Técnico de Deporte porque nada más salir del hospital conoció a un hombre que jugaba al pádel en silla de ruedas y le animó a practicar ese deporte.

«Ya estoy compitiendo a nivel nacional en pádel adaptado y mi sueño es ganar algún trofeo», indica este onubense, que ha retomado su vida social, saliendo por Huelva y por el pueblo familiar, «como -subraya- hacía antes del accidente».

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