salud
«Tras tatuar un pezón en 3-D, muchas pacientes se echan a llorar. Es el final del duelo por el cáncer»
Manuel Madrigal, doctor en Bellas Artes, lleva diez años tatuando pechos mastectomizados, quemaduras, injertos de piel y abdominoplastias en su taller de Los Remedios. «He tatuado un ojo a un tuerto con una tinta especial y el asesoramiento de un cirujano, algo que nunca se ha hecho en el mundo», dice.
«Tener que elegir entre mi cáncer y mi hija, tan deseada, hubiera sido durísimo. Pero a mí que me prendan fuego si con eso ella sale adelante»

Manuel Madrigal es tatuador y a eso se dedica desde hace once años en su taller de tatuaje del barrio sevillano de Los Remedios, pero es doctor en Bellas Artes y hace trabajos a los que se no atreven muchos de sus colegas, por ... ejemplo, tatuar pezones en 3-D, abdominoplastias, quemaduras e injertos de piel. «He tatuado hasta un ojo a un tuerto, algo que creo que no se ha hecho antes en el mundo», dice. Enseña las fotos y su trabajo resulta impresionante y espeluzante a partes iguales. «Es muy complicado pero la córnea permite una tinta especial y me asesoré con un cirujano. Tuvimos que coserle el ojo al cliente para cerrárselo y luego dibujarle toda la simulación del ojo», cuenta.
Tatuar pezones con el efecto 3D es una de sus especialidades y por eso participa en la jornada de puertas abiertas de Oncología Radioterápica del Hospital Virgen del Rocío de Sevilla. «Hay varias técnicas como la micropigmentación cuyos resultados son temporales. Yo hago una reconstrucción que es duradera y con un efecto 3-D para que a la gente que lo vea le cueste distinguir ese pezón de otro de verdad. Tiene volumen y no semeja una galleta, como sucede con la micropigmentación«, cuenta. Y añade: »Cuando ven el resultado, muchas pacientes mastectomizadas se echan a llorar. Y yo también con ellas porque es cerrar una etapa y abrir otra. Es el fin del duelo«.

«Una buena alimentación es básica para afrontar cualquier tratamiento oncológico»
Ana María Villarrubia
Dietista y nutricionista del Virgen del Rocío
Ana María Villarubia, nutricionista-dietista del Virgen del Rocío que trabaja en el servicio de Radioterapia, cuenta, por su parte, que la alimentación es básica para afrontar un proceso de quimioterapia o radioterapia. «Hay que estar bien nutrido y alimentado antes, durante y después de un tratamiento oncológico», asevera. Hay varios tipos de pacientes: los que pierden el apetito y a los que les cuesta mucho comer; y los que por la ansiedad se pegan atracones, comen a deshoras y cosas muy poco saludables. «Hay pacientes a los que por su situación debemos alimentar de forma enteral (sondas) y parenteral (por vena) pero el caso más frecuente de desnutrición es el de los pacientes con cáncer de cabeza y cuello y los de pulmón».
Villarubia explica que a veces las cirugías y las inflamaciones afectan al proceso de nutrición. «En pacientes con cáncer de cabeza y cuello les duele tragar y eso les quita el apetito. Lo importante es personalizar la dieta y los posibles efectos secundarios de los tratamientos. Es muy importante la nutrición en todas las fases, pero especialmente en la primera«, subraya. Si el paciente no sigue las recomendaciones nutricionales, tiene peor pronóstico para su cáncer y también para su calidad de vida. La hidratación es muy importante para que el tratamiento funcione mejor y a veces los helados pueden resultar una buena hidratación si se le añaden algunos nutrientes. A veces un petit-suise, aunque tenga grasa, puede ayudar a nutrir a estos pacientes», asegura.
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