Salud
El Hospital de Valme resuelve con vapor de agua los problemas de próstata de 80 pacientes
La hiperplasia benigna de próstata afecta a la mitad de los hombres entre los 51 y 60 años y la operación que se realiza para combatirla apenas dura diez minutos
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El Servicio de Urología del Hospital Valme de Sevilla ha resuelto ya los problemas de hiperplasia benigna de próstata de unos ochenta pacientes inyectando vapor de agua en este órgano, una operación que sólo dura diez minutos y en la que este hospital sevillano ... es uno de los primeros en hacerla en Andalucía. Considerada la última innovación en el tratamiento de esta patología tan prevalente en el hombre (la padece la mitad de los varones entre 51 y 60 años), se suma al denominado «láser verde», implantado también el pasado año.
«Es una tecnología que supone un gran avance para el numeroso grupo de hombres que, generalmente a partir de los 50 años, comienza a tener dificultades por el agrandamiento de la próstata. Se traduce en una gran alternativa al tratamiento farmacológico común que, en muchos casos, produce efectos secundarios», dice Pedro Blasco, jefe del servicio de Urología del hospital sevillano.
La terapia térmica consiste en inyectar vapor de agua en la próstata para provocar la necrosis del tejido que acaba siendo eliminado por el propio cuerpo solventando los síntomas asociados al agrandamiento de la glándula prostática. La intervención se lleva a cabo a través de la uretra y no requiere ingreso hospitalario, por lo que puede realizarse de forma ambulatoria. Pedro Blasco subraya la efectividad de esta técnica y asegura que «gracias a ella se puede operar a pacientes más jóvenes a los que se les soluciona este problema, cuando anteriormente se les prescribía un tratamiento farmacológico menos eficaz para tratar de evitar una cirugía muy invasiva que puede generar secuelas».
Investigaciones publicadas en la revista científica Urology demuestran que sólo el 4,4 por ciento de los pacientes a los que se les aplicó la terapia térmica con vapor de agua necesitó tratamiento adicional durante los cinco años posteriores. Esta técnica se está realizando actualmente en el Hospital del Tomillar y en el último año se han beneficiado de ella entre setenta y ochenta pacientes.
Al tratarse de una intervención mínimamente invasiva, se reducen también los riesgos asociados y los efectos secundarios. «Tan sólo pueden llegar a producirse inconvenientes como molestias al orinar o una pequeña presencia de sangre en la orina; pero, en todo caso, se trata de efectos transitorios y temporales. Al terminar el proceso, el paciente ya puede regresar a su casa y lo único que necesita es llevar una sonda vesical durante unos días, que le será retirada también en el centro hospitalario donde se le practica la intervención«, asegura el especialista adjunto al Servicio de Urología, Francisco Rivera.
Esta técnica supone un gran avance en mejora de calidad de vida para los hombres con esta patología. Especialmente para aquéllos a los que les preocupa la preservación de su función eyaculatoria, los que presentan un elevado riesgo anestésico/quirúrgico, los que toman tratamiento antiagregante o anticoagulante y no pueden suspenderlo, los que no toleren o no quieran tomar tratamiento oral de forma crónica, y de forma general aquéllos que no respondan a tratamiento médico y prefieran una alternativa menos agresiva, con menos complicaciones que las opciones quirúrgicas habituales. Como afirma el doctor Rivera, «se consigue una mejora de la calidad de vida de una manera rápida y segura».
La técnica utiliza un dispositivo portátil que aplica energía de radiofrecuencia a unas pocas gotas de agua para generar vapor. El vapor de agua se inyecta en el tejido prostático que obstruye el flujo de orina desde la vejiga, donde se convierte de nuevo en agua, liberando la energía almacenada en el vapor en las membranas celulares. En este momento, las células se dañan de manera cuidadosa e inmediata, hasta que se produce la muerte celular. Con el tiempo, el cuerpo absorbe el tejido tratado mediante su respuesta de curación natural. La intervención tiene una duración de no más de 10 minutos, independientemente del tamaño de la próstata, y preserva completamente la función sexual.

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Esta tecnología supone un gran avance para el numeroso grupo de hombres que comienza a tener dificultades por agrandamiento de la próstata. Es una gran alternativa al tratamiento farmacológico común que, en muchos casos, produce efectos secundarios»
Pedro Blasco
Jefe de Urología de Valme
El Hospital de Valme ya fue pionero en 1986 con la primera litotricia realizada en España que rompió el paradigma del tratamiento de la litiasis (cálculos renales o en las vías urinarias). «Somos de los primeros que aplicamos el láser verde para solucionar problemas de próstata. La pandemia nos hizo acelerar la telemedicina y muchas operaciones que se podían hacer en cirugía mayor ambulatoria. Para la hiperplasia benigna de próstata podemos operar ya a pacientes mayores con técnicas que suponen una agresión quirúrgica menor, con muy poco sangrado, y a los que se puede enviar a casa después de la operación«, dice el doctor Blasco.
Para este experto, no obstante, «apostar por la tecnología no es sólo por el glamour de la neuromodulación, la laparoscopia o la litotricia sino por los diagnósticos precoces y eso puede significar en determinados tumores en pacientes de 70 años o más que no merezca la pena la cirugía y sus posibles secuelas». El doctor Blasco explica que «si comprobamos que el tumor no va a comprometer la salud del paciente ni va a poner en riesgo su vida es mejor mantener una vigilancia activa, por si se produjeran cambios, que entrar en el quirófano. La asociación entre palabra cáncer y la palabra operación la entiende todo el mundo, pero aún no se entiende tan bien la asociación entre cáncer y vigilancia«.
Aunque está subiendo la edad media de los pacientes con patologías relacionadas con el aparato urinario, las nuevas tecnologías están transformando la oferta terapéutica para combatirlas. «La figura del paciente va a ir cambiando y se va convertir en un rol cada vez más importante. No va a ser trabajar para los pacientes sino hacerlo con ellos, lo cual va a ser mucho mas fructífero«, dice el doctor Blasco.
Mil doscientas cirugías
Valme atiende en sus consultas de Urología a unos 18.000 pacientes al año y realiza unas 1.200 cirugías. Dispone de un comité oncológico y colabora con los urólogos del Hospital Virgen Macarena de Sevilla. Las patologías más frercuentes que trata, aparte de las oncológicas, son la hiperplasia benigna de próstata y la litiasis. Pedro Blasco participó recientemente en el Congreso de la Asociación Latinoamericana de Suelo Pélvico, donde fue el único representante de la urología andaluza. También participó en eventos internacionales en Amsterdam y Viena.
Pedro Blasco es secretario de la Sociedad Iberoamericana de Neurología y Uroginecología (SINUG y participa en numerosas actividades en colaboración con la Asociación de Incontinencia Urinaria y Anal (ASIA), Federación Mundial de Incontinencia y Problemas Pélvicos (WFIPP), Sociedad Internacional de Continencia (ICS) o la propia Asociación Europea de Urología (EAU).
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