arte
Los velázquez de la etapa sevillana, un tesoro repartido entre dos continentes
Una veintena de lienzos de esta época de juventud se encuentran por España, Francia, Irlanda, Reino Unido o Estados Unidos, entre otros países

Todo gran maestro tiene siempre unos primeros años de creación donde ya aflora su ingenio. Ese fue el caso, sin duda, de Diego Rodríguez de Silva y Velázquez (Sevilla, 1599-Madrid, 1660), que antes de partir en 1623 hacia la corte del rey Felipe ... IV para consagrarse definitivamente como artista realizó una serie de lienzos de gran valor en su Sevilla natal, de los cuales hoy en día se conserva una veintena de plena autoría. Estos cuadros están repartidos entre Europa y América en ciudades como Sevilla, Madrid, Barcelona, Orleans, Londres, Dublín, Edimburgo, San Petersburgo, Budapest, Berlín, Chicago y Boston.
Dichas obras, que forman parte de esa primera etapa sevillana de Velázquez, fueron realizadas entre los años 1617 y 1623. Con diez años recién cumplidos, según Antonio Palomino, inició una breve etapa de formación con Francisco Herrera el Viejo. Poco después comenzó su aprendizaje con el que posteriormente sería su suegro, Francisco Pacheco. Su maestro le influyó en lo que al dibujo se refiere, mientras que el colorido de Juan de Roelas —defensor de la pintura veneciana— también le marcó en la amplia paleta que usaba en sus lienzos. El naturalismo tenebrista de estos años, que recuerda al claroscuro de Caravaggio, evidencia el gusto que tenía el pintor por pinturas totalmente ajenas a lo que entonces se hacía en Sevilla, algo que se manifiesta en su tendencia a insertar bodegones dentro de escenas domésticas.
Los dos primeros cuadros que inauguran esta época hispalense son obras que guardan cierto parecido en su composición, ya que en cada una de ellas aparecen tres hombres. De un lado está 'Tres músicos' (1617-1618), que se encuentra en el Staatliche Museen de Berlín tras salir a subasta en Londres en 1906. De otro lado, 'El almuerzo' (c. 1617-1618), lienzo que perteneció a la zarina Catalina II y que se conserva en el Museo del Hermitage de San Petersburgo desde finales del siglo XVIII. Existe una segunda versión de esta obra atribuida a Velázquez —'El almuerzo' o 'Almuerzo de campesinos' (1618-1619)— que se ubica en el Museo de Bellas Artes de Budapest y que muestra a una mujer entre dos hombres.
'La cena de Emaús (La mulata)' (c. 1618-1622) refleja el gusto de Velázquez por el 'bodegón sagrado', ya que es uno de los primeros lienzos donde el artista representa una escena doméstica en primer plano (la mulata con objetos de cocina) y otra religiosa al fondo (Cristo cenando con los discípulos en Emaús), que se abre al espectador a través de una ventana. Aparte de esta obra, que se encuentra en la National Gallery de Dublín, existe otra segunda versión de 'La mulata' que está en el Instituto de Arte de Chicago y que, a diferencia de la primera, no muestra en su plano posterior la escena evangélica relatada por san Lucas.
La dualidad entre lo terrenal y lo sagrado se puede contemplar en otra de las obras maestras de Velázquez de su etapa sevillana, 'Cristo en casa de Marta y María' (1618), pintura que fue donada por sir William M. Gregory a la National Gallery de Londres. El lienzo muestra en su primer término un bodegón con figuras en el que aparece una joven con un mortero y una anciana, mientras que al fondo se abre una ventana en la que se contempla a Cristo conversando con las hermanas Marta y María, según el pasaje de san Lucas.
Un regalo para Wellington
La misma anciana que aparece en el lienzo anterior sirvió probablemente como modelo para 'Vieja friendo huevos' (1618), que realizó Velázquez sólo un año después de su examen como pintor. Tras pasar por distintas colecciones británicas, en 1955 ingresó en la National Gallery de Edimburgo. La obra representa otra escena de bodegón con un dominio absoluto del claroscuro y con enseres de cocina parecidos al de 'Cristo en casa de Marta y María'. Como curiosidad, el niño que figura en la parte izquierda del lienzo guarda mucha similitud, por su postura y por su rostro, con el que se retrata en 'El aguador de Sevilla' (c. 1620). Esta última pintura es otra de las grandes creaciones del maestro dentro de su etapa sevillana. En ella destaca el naturalismo tenebrista, con el colorido del ropaje del aguador en contraste con los tonos oscuros del fondo, en donde hay otro tercer hombre en segundo plano. También son prodigiosas las texturas de arcilla de los cántaros, por cuyos poros sobresale el agua. Esta obra se encuentra en el Wellington Museum de Londres, en el palacio Apsley House, después de que Fernando VII se la regalara a Arthur Wellesley en reconocimiento a su ayuda en la Guarra de la Independencia. En el mismo museo londinense se encuentra 'Dos jóvenes a la mesa' (c. 1622), que pudo adquirir Wellington de similar forma que 'El aguador de Sevilla'. En él se ve a dos jóvenes sentados a una mesa en la que hay un bodegón.
El único velázquez de la etapa sevillana que se encuentra en Francia es el 'Santo Tomás' (1618-1620), que se ubica en el Museo de Bellas Artes de Orleans desde 1843. De clara estética caravaggista y de iluminación tenebrista, este óleo está relacionado con el 'San Pablo' (1618-1620) que se conserva desde 1944 en el Museo Nacional de Arte de Cataluña de Barcelona, ya que ambas obras pudieron formar parte de un apostolado, al que también pertenecería 'Cabeza de apóstol' (1619-1620), depositado en el Museo de Bellas Artes de Sevilla. En estos retratos de medio cuerpo de apóstoles destaca el uso de unas ropas con colores terrizos.
Algunos cuadros de este periodo juvenil del artista presentan dos versiones con muchas similitudes
La National Gallery de Londres cuenta también con otros dos lienzos muy vistosos dentro de la etapa sevillana de Velázquez, ambos pintados hacia 1618 y con idénticas dimensiones: la 'Inmaculada Concepción' y 'San Juan en Patmos'. Estos óleos fueron vendidos en 1809, por intermediación del canónigo López Cepero, al embajador de Gran Bretaña, Bartholomew Frere. La National Gallery los adquirió en 1974. A diferencia de representaciones posteriores como las de Murillo, donde las Inmaculadas aparecen con túnica blanca y manto azul, como aconsejaba Pacheco en 'El arte de la pintura', Velázquez optó por retratar a la Virgen con una túnica rojo-púrpura, tal y como hacía su propio suegro.



Por otra parte, en el Museo del Prado se encuentra una de las obras maestras que el joven Velázquez pintó en su etapa sevillana. Se trata de la 'Adoración de los Reyes Magos' (1619). El lienzo, que pudo ser pintado para el noviciado jesuita de San Luis de los Franceses, habría pasado a la propiedad de Francisco Bruna tras la expulsión de España de la Compañía de Jesús en 1767. En 1819 llegó al Prado. Parte de la crítica ha asociado al rey Melchor con Pacheco. La Virgen sería Juana Pacheco, hija de este y esposa de Velázquez, quien a su vez podría haber dado rostro al rey Gaspar. El Niño Jesús sería la propia hija mayor del pintor.
También en la pinacoteca madrileña se halla desde el año 1944 'La venerable madre Jerónima de la Fuente' (1620), de la que se conserva otra versión con pequeñas diferencias dentro de la colección Fernández Araoz, igualmente ubicada en la capital de España.
Dentro de esta etapa sevillana velazqueña destacan igualmente el 'Retrato de caballero' (antes de 1623), en el que supuestamente se representa a Pacheco, y 'Retrato de hombre' (c. 1623), al que algunos identifican con el propio pintor. Ambos están en el Prado.
Otros posibles velázquez 'sevillanos', aunque no certificados por todos los expertos, son 'La educación de la Virgen' (1617), de la Universidad estadounidense de Yale, o 'Las lágrimas de San Pedro' (c. 1618-1619), del Fondo Cultural Villar Mir de Madrid.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete