Archidona, mezcla y herencia de civilizaciones
La villa, enclavada en el corazón de la comarca de Antequera, suma al esplendor de sus edificios y monumentos vestigios arqueológicos que dan fe de la presencia humana desde el Paleolítico

En un viaje al corazón de la provincia de Málaga no puede faltar una parada en la monumental Archidona. Al pie de la Sierra de Gracia y rodeada por la Sierras del Conjuro y de las Grajas, la villa cuenta con una posición estratégica, dominando la visión de un vasto territorio y a caballo entre las ciudades de Granada y Sevilla, lo que a lo largo de su historia ha provocado que se viera envuelta en numerosas contiendas y revueltas.
Aunque algo a la sombra en el plano turístico por la capital de la comarca, Antequera, y enclaves como el Torcal o el Sitio de los Dólmenes, este municipio puede presumir de tener una de las plazas más famosas y excepcionales de Andalucía, una ruta monumental por edificios religiosos únicos y los restos de un imponente castillo árabe que iluminado por la noche puede verse a kilómetros de distancia.
La actual Archidona es, por lo tanto, resultado de la mezcla de pueblos y civilizaciones que a lo largo de los siglos han dejado su particular herencia para el disfrute hoy de sus vecinos y de quienes la visitan. Pero empecemos por el principio. Los primeros restos arqueológicos que testimonian la vida en el pueblo y sus alrededores se remontan al Paleolítico inferior. Además, la Cueva de las Grajas constituye un importante yacimiento del paleolítico medio; siendo uno de los pocos de este periodo conocidos en la Península Ibérica y, por ende, uno de los más importantes de Europa.
También existen testimonios de un asentamiento de época prerromana, en torno a los siglos V y IV, en el paraje de La Hoya. Uno de los primeros pueblos de los que se tiene noticia que se instalaron en su término fueron los túrdulos, en el año 1500 a.C. Después los fenicios le dieron el nombre de 'Escua', que en lengua púnica quiere decir 'cabeza principal' y se cree que fueron éstos los que iniciaron el trazado de las murallas, convirtiendo la zona en un recinto poderosamente fortificado y uno de los más difíciles de conquistar a lo largo de la historia.

Bajo la dominación romana Archidona fue denominada 'Arx Dómina' y, por último, los árabes la llamaron 'Medina Arxiduna', de donde deriva el nombre actual. Precisamente, es en Archidona donde tiene lugar el comienzo de una de las épocas más brillantes y cultas de la historia de España con la implantación de la dinastía Omeya en Andalucía. Fue en marzo del 755 cuando un príncipe omeya huido de Damasco, estaba a punto de investirse como emir. Era Abderramán I, fundador de Al-Ándalus.
Otros de los hechos destacados de la historia de este municipio es que fue centro de la rebelión de los muladíes y beréberes, más conocida como la sublevación de los mozárabes, a finales del siglo noveno y principios del décimo, encabezada por el muladí Omar Ben Hafsun.
La comarca recobró la paz con Abd el-Rahman III, primer califa de Córdoba. La influencia cordobesa fue decisiva para Archidona, que vio como aumentaba su riqueza con el impulso que recibió el comercio, la industria y la agricultura. Tras el desorden político de los reinos de taifas, la villa sufrió un gran declive hasta que en 1462 se conquista el castillo.
Buena parte de la trama urbana y monumental que hoy desprende el municipio comenzó a forjarse en el siglo XVI, empezando por la Villa Baja, creada por iniciativa de los Ureña, que consiguió del poder real que los vecinos que trasladaran su casa a la parte baja también gozaran de los privilegios de la conocida como Villa Alta.

Estos colonos se asentaron en torno a las ermitas que se construyeron en el nuevo asentamiento; naciendo así la calle Carrera, la principal del pueblo. De esta época son las ermitas de Santa Catalina -luego Convento de la Victoria-, la de la Columna y la de El Nazareno.
Dentro de lo que en su día fue el castillo árabe se encuentra la ermita de la Virgen de Gracia, que en su día fue un templo árabe, como atestiguan los restos de la anterior mezquita que fueron aprovechados para la construcción del edificio actual. En el corazón del barrio de San Antonio destacan las torres del Convento de las Mínimas -perfecto para hacerse con unos dulces-, la del Colegio Jesús Nazareno y la de la Parroquia de Santa Ana -el primer templo cristiano construido tras la toma-, cada una de ellas culminada de forma diferente, pero con idénticos remates cerámicos.
Son tres ejemplos de la rica arquitectura religiosa de Archidona, entre la que también sobresale el Convento de Santo Domingo, que a día de hoy acoge una prestigiosa escuela de hostelería. Pero si hay algo por lo que se conoce al pueblo dentro y fuera de Andalucía es por su característica Plaza Ochavada, construida en torno a 1786. De planta octogonal, está considerada como una de las joyas urbanísticas de Andalucía, en la que se combinan diversos estilos como el francés dieciochesco y el mudéjar andaluz. A ella se debe, en parte que la ciudad fuese declara Conjunto Histórico Artístico en 1980.
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