Hazte premium Hazte premium

Qué plan

Las playas verdaderamente vírgenes de Andalucía

De Huelva a Almería, repasamos algunos de los rincones de mayor belleza natural

Cala de Maro, en Nerja ABC

Luis Ybarra Ramírez

Son muchas. Recogidas y extensas. Diminutas al reverso de un desfiladero, abiertas al mar Mediterráneo y vastas de arena fina en el Atlántico. En Internet, muchos foros, entradas y reportajes recogen listados con las playas vírgenes en Andalucía ¿Pero cuáles lo son realmente? Porque la de Atlánterra, en Zahara de los Atunes, una de las que más se repite en estas selecciones, hace tiempo que debió salir del imaginario; quien lo probó lo sabe. ¿Hacia dónde hemos de dirigirnos para disfrutar de la tranquilidad del mar sin edificios alrededor ni mucha gente paseando por la orilla? La buena noticia: estos espacios existen . La peor: el acceso a la mayoría de ellas, lo que en el fondo las protege del gentío, no resulta sencillo.

Como si fuésemos colocando una gota de miel en cada provincia andaluza, repasamos el litoral de Occidente a Oriente, de Huelva a Almería, para toparnos y destacar algunos de los rincones de mayor belleza natura l. Los siglos han creado golfos y cuevas, acumulaciones de arena y barrancos, llanuras que el hombre aún no ha podido (¿ni querido?) conquistar y dunas que llevan a su vez el calor y el gozo de cualquiera.

Playa de Los Enebrales Andalucía Turismo

Nuestra primera parada genera controversia. Algunos, en la provincia onubense , se decantarían por la opción siempre adecuada de Los Enebrales y La Bota, en Punta Umbría. También la Flecha del Rompido , a la que podemos acercarnos en barco, es una alternativa a las anteriores. Sin duda, las que por remotas se llevan las instantáneas más insólitas en un territorio tan turístico como este son las que bordean el Parque Natural de Doñana . Lo apuntamos: los acantilados del Asperillo y la Playa de Castilla. Como cantaría Amaral: «hacia lo salvaje».

Mangueta ABC

En Cádiz , el abanico se amplía, como las dudas. ¿Dónde tumbarse sobre la arena blanca y otear tan solo unas pocas sombrillas, si es que el viento lo permite, y ni una sola construcción? Más allá, o más acá, del Faro de Trafalga r , junto a los Caños de Meca, la vista únicamente alcanza el horizonte y esa guía histórica que dirige con su luz a los navíos. Justo en esa línea que queda antes de llegar a Zahora. Mangueta , tan cercana, goza incluso de mayor soledad. ¿Qué importan esas piedras? Por último, la playa del Castillo , en San Fernando, merece, como alguna que se olvida en el tintero, una mención especial.

En Málaga , no encontramos tantas posibilidades como en las dos anteriores. El 'boom' inmobiliario tomó impulso en la Costa del Sol y los espacios libres no tardaron en convertirse en auténticas rarezas. Aún así, las playas de Maro, en Nerja; Artola, también conocida como Cabopino, en Marbella; y la delgada y oscura Calaceite, en Torrox , orientan al lector: están muy lejos de la primera imagen en la que uno pensaría al evocar este litoral al que tantos, turistas nacionales e internacionales, se acercan cada año. Para nuestro goce, aún por civilizar.

Seguimos trazando una línea hacia Oriente y la siguiente franja que pisamos pertenece a Granada , tierra de fuente, sol y nieve. Su apertura al mar no tiene la dimensión del resto de provincias, sin embargo, también nos ofrece alguna opción. Dos de las más idóneas, por aquello de que son verdaderamente vírgenes, son la Playa de la Joya y la del Salmonete , entre Torrenueva y el Faro de Sacratif. Ambas cuentan con aparcamiento y esto hace que muchos se aventuren a descubrirlas, sobre todo en el caso de la primera, más próxima a Motril.

Cala San Pedro ABC

Finalmente alcanzamos Almería y, en ella, el imprescindible Cabo de Gato, después de pasar por la recóndita Punta Gallarda, en El Ejido. El plan perfecto: estancia en un pueblo (San José, La Negras, Carboneras…) y en bicicleta o coche de cala en cala para gozar de los hallazgos accidentales que nos propone este destino. La playa de Mónsul, Genoveses, Rodalquilar y Los Muertos , entre otras muchas, casan a la perfección con el sentido que se le ha tratado de dar a estos párrafos. ¿Y la que más? Pues quizá Cala de San Pedro , tan solo accesible tras un largo camino a pie o en barco desde Las Negras. Una de las últimas comunidades hippies permanentes de España descansan entre el escaso público y la escena queda en la retina de ese espectador que entre baño y baño participa en el ritual. Andalucía sigue teniendo un lado, aunque oculto, salvaje.

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación