El autobús del Real Madrid fue apedreado ayer en la llegada al hotel de Barcelona, donde el equipo está concentrado hasta que esta tarde emprenda camino al Camp Nou. Por suerte, sólo hubo que lamentar la rotura de una luna próxima a Arbeloa y Albiol y no se produjeron daños personales. Este hostil recibimiento de decenas de hinchas radicales del Barça, contrasta con el cariño recibido en el aeropuerto de El Prat.