La localidad de Marsella, al sur de Francia, vive su sexto día consecutivo de huelga de basura. Los encargados de la limpieza se han sumado a las protestas contra la reforma de la jubilación. Los desperdicios se acumulan en las calles, donde el olor es ya insoportable. Las temperaturas relativamente altas de las que aún se puede disfrutar no están facilitando las cosas. El paro en el transporte por carretera también ha cortado accesos a las grandes ciudades dando los camioneros así el relevo al de los trabajadores de las refinerías, bloqueadas desde hace una semana. Son muchos los franceses que sufren las consecuencias del desabastecimiento y los que creen que la contestación social contra Sarkozy va a continuar de una u otra forma.

