Dentro justo de una semana, el próximo domingo, Antonio cumplirá un sueño, llevar a hombros al Señor de la Victoria por las calles de Sevilla. Y no, Antonio no es un costalero más, perdió la vista hace 10 años. Aunque asegura que en el paso todos son iguales. Sólo necesita ayuda para llegar, algo que sus compañeros ofrecen de buena gana al conocer su devoción.