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El lado oscuro del «Intocable»

La familia del protagonista real del filme no está de acuerdo con la visión presentada

JUAN PEDRO QUIÑONERO

La numerosa «tribu» de los Pozzo di Borgo, aristócratas corsos, no ha seguido las peripecias de los protagonistas de «Intocable» con el mismo entusiasmo que los 18 millones de espectadores franceses, encantados con la comedia feliz que glosa de manera «novelesca» las relaciones entre Philippe Pozzo di Borgo, parapléjico a los 43 años tras un accidente de parapente, y Abdel Yasmin Sellou, el inmigrante argelino que le devuelve la esperanza, incluso en los negocios amorosos.

La película de Eric Toledano y Olivier Nakache, interpretada por François Cluzet y Omar Sy, se convirtió hace meses en Francia —y después en toda Europa— en un fenómeno de sociedad, contando la versión idílica de la historia real.

Philippe Pozzo di Borgo estaba casado con la heredera de una gran fortuna. El matrimonio adoptó dos hijos. Ella murió tres años después del accidente de su esposo. La película no dice nada de las relaciones del padre parapléjico con los hijos adoptados, que no siempre han vivido las peripecias cinematográficas del padre con una alegría desbordante, relegados al puesto de lo innombrable.

El resto de la familia tampoco aprecia la «ligereza» con la que el parapléjico ha contado una historia de la que han sido «evacuadas» las relaciones familiares, para glorificar una amistad que rozaba lo escabroso. Los familiares no apreciaban el riesgo que corría el parapléjico aventurero, prestando un coche de lujo a un personaje que le presentaba «chicas» y le daba a fumar hierbas no siempre confesables.

Philippe Pozzo di Borgo instaló a su amigo en la gran mansión familiar de la calle de la Université, que fue un palacio comprado por el conde Carlo Andrea Pozzo di Borgo en 1820. Karl Lagerfeld alquiló durante algunos años esa residencia. Desde la óptica familiar, dar las llaves de la casa a un inmigrante con menudos antecedentes penales tampoco era de una sensatez evidente.

Discutido final feliz

El final feliz de la película tampoco convence a la «tribu» familiar. Philippe se instaló en el sur de Marruecos, donde «descubrió el amor» con una joven marroquí, madre soltera con dos hijas, con la que contrajo matrimonio. Abdel Yasmin Sellou se marchó a su Argelia natal, donde montó un negocio de distribución de carne de pollo. En Esauira, en compañía de su nueva esposa y sus dos nuevas hijas de adopción, Philippe Pozzo di Borgo tampoco «tranquiliza» a su dispersa familia.

Los Pozzo di Borgo son un alto linaje de políticos, empresarios, aristócratas, incluso creadores de perfumes, como la joven Valentine Pozzo di Borgo, que fue muy amiga de Carlota de Mónaco, antes de lanzar con su madre una casa de creación de perfumes de lujo. Desde ese ambiente parisino, la esposa y las niñas marroquíes adoptadas por un parapléjico sediento de «aventuras» no siempre encajan a la perfección, tocando la pátina histórica de un apellido famoso, en tiempos de Napoleón —viejo adversario de la familia— con los variopintos colores del sur marroquí, que tiene las ventajas de la meteorología y una fiscalidad que los miembros de la familia aprecian de muy distinta manera.

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