José Antonio Marina, filósofo, presenta el libro «La inteligencia fracasada» (Anagrama)

Presentación de José Antonio Marina

HOY EN DÍA ya nadie se escandaliza cuando se habla de crisis de valores, porque desgraciadamente nos hemos acostumbrado a vivir a cuestas con ella, como si se tratara de una minusvalía o de una enfermedad crónica. No obstante, si alguna virtud tienen las crisis –aunque parezca inverosímil- es que permiten el reconocimiento social de los mejores. No estoy tan seguro de que no haya males que duren cien años ni cuerpos que lo resistan, pero de lo que no me cabe ninguna duda es de la existencia de algunas personas lúcidas, honestas y decentes, de quienes podemos aprender, aun en los tiempos más difíciles. En la España contemporánea, José Antonio Marina es una de esas personas.

Llevo años leyendo los libros de José Antonio Marina, recortando sus artículos y escuchando su opinión estimulante sobre tres asuntos que se me antojan esenciales: lo justo, lo ético y lo razonable. Es verdad que Marina ha estudiado el ingenio, la voluntad, el lenguaje y los sentimientos, pero siempre como expresión de la inteligencia y siempre advirtiéndonos que la sola inteligencia no es suficiente para ser mejores. Se puede ser inteligente y al mismo tiempo injusto, inmoral e irracional. Por eso La inteligencia fracasada. Teoría y práctica de la estupidez, era un ensayo que se intuía en sus libros anteriores.

Para mí no es arbitrario el itinerario de las obras de Marina, ya que después de definir al ingenio como una rebelión de la inteligencia, era previsible que dedicara un libro al intelecto creador. Luego reflexionó acerca de las creaciones de la inteligencia y llegó a la conclusión de que la ética era lo más creador que la inteligencia podía proponer al discurrir sobre los modos de vivir, pero entonces descubrió que la ética tenía su origen en los sentimientos y en las emociones, cuando la inteligencia se pone al servicio de los afectos. Así desmenuzó la influencia de esos afectos, sentimientos y emociones en esferas tan diversas como la religión, el lenguaje o la voluntad, para explicarnos, finalmente, cómo ellos humanizan y enriquecen nuestra condición humana. La inteligencia fracasada nos demuestra por qué una inteligencia sin valores y sin emociones está condenada a equivocarse, pero también anuncia una paideia para estos tiempos que corren y a José Antonio Marina nos encomendamos todos los que pensamos que la educación es el único antídoto posible contra la mediocridad, el adocenamiento y la crueldad.

A ninguno de los presentes se nos escapa que Marina conoce a fondo la enseñanza y sus problemas, porque ha impartido clases de filosofía en institutos, mas si hago hincapié en ello es porque me consta que su trayectoria personal, intelectual y profesional es un modelo para numerosos maestros y profesores de toda España. Por lo tanto, su prestigio y su influencia social son fruto de su compromiso permanente con el conocimiento y la superación individual, y así José Antonio Marina tiene la autoridad moral de quienes predican con el ejemplo, porque convierte su decencia en docencia.

Como todos sus libros, La inteligencia fracasada no pretende ser un botiquín de primeras reacciones inteligentes, porque Marina deja bien claro que ser cretino y adocenado también es una elección personal. Marina explica por qué fracasa la inteligencia, pero no lo remedia. Eso sí, expone, argumenta, demuestra y aconseja, y todo sin dejar de entretener. No se puede pedir más a un libro que forma e informa al mismo tiempo.

Leo La inteligencia fracasada y concluyo que a veces el intelecto, la inteligencia y el conocimiento pueden estar al servicio de una soberana estupidez, esos disparates de la razón que consienten que haya logos, pero de remate.

F.I.C.

Sevilla, 15 de Febrero de 2005

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