El escritor Andrés Trapiello y la filóloga María Isabel Cintas
Trapiello y Cintas defienden desde distintos ángulos la vida y obra del periodista sevillano
«Manuel Chaves Nogales, un escritor más allá de las modas» fue el título elegido por el Aula de Cultura de ABC, que patrocinan la Real Maestranza y el Banco Sabadell, para hablar ayer de la vida y obra del periodista y escritor sevillano fallecido en Londres en 1944 y que representó, según el escritor Andrés Trapiello, «la tercera España que no estaba a favor ni de los fascistas ni de los comunistas y que fue la primera que perdió la Guerra Civil —dijo—, puesto que las otras dos Españas, más minoritarias y revolucionarias, exigieron a esta tercera que se decantara de forma inmediata, tras estallar el Alzamiento, por la una o por la otra».
Chaves Nogales, autor de una extraordinaria biografía de Juan Belmonte y de otro excelente libro sobre el cantaor Juan Martínez pese a que no le gustaban demasiado ni los toros ni el flamenco, dejó escrito desde su exilio londinense que si volvía a España podría ser fusilado por cualquiera de los dos bandos. La razón de que suscitara semejante animadversión a izquierda y derecha habría que buscarla, según su biógrafa, la profesora María Isabel Cintas, en su moderación y su aversión al sectarismo. Liberal, pequeño burgués y republicano, huyó de los extremismos en todo momento, algo que no le perdonaría ninguno de los dos bandos en conflicto. Y también dejó escrito Chaves, admirador de Alcalá Zamora y Azaña, que la República había traicionado el ideal democrático con el que había nacido al ponerse a merced de los milicianos y de la revolución.
Trapiello recordó ayer cómo en uno de sus escritos publicados en prensa, agrupados en el libro «La defensa de Madrid», editado por laFundación Lara tras un minucioso trabajo de investigación de María Isabel Cintas, calificaba a los dos bandos contendientes en uno de los episodios bélicos acaecidos en la Ciudad Universitaria de «escoria del mundo y receptáculo de los peores criminales de Europa». Según Trapiello, «en la Guerra Civil se da por primera vez un hecho inédito en el mundo: la lucha de dos revoluciones que ya habían triunfado en Europa: la fascista y la comunista».
Sólo 20.000 falangistas Trapiello recordó la saña con la que esas dos Españas se enfrentaron y destacó el carácter minoritario de los dos bandos. «El Partido Falangista contaba al principio de la guerra civil con 20.000 afiliados, aunque cuando acabó la Guerra eran ya dos millones. Es evidente que es el curso de la guerra la que obligó a muchas personas a hacerse falangista», dijo.
Cintas destacó, por su parte, la calidad literaria del autor de «A sangre y fuego» y su conexión con la realidad, que nunca perdió. «Jamás hizo ficción en sus escritos, todo lo que contaba procedía de la realidad, aunque adobado de una manera que llegara mejor a los lectores e hiciera más grata su lectura», dijo.