Pérez Reverte abarrota el Aula de Cultura de ABC, donde defiende el orgullo y la esperanza

Arturo Pérez Reverte presentó el pasado 8 de abril «Hombres buenos» en el Aula de Cultura de ABC, que patrocinan la Real Maestranza y Renault, ante un auditorio de más de trescientas personas. Fue preciso habilitar una sala adicional que presenció la presentación por una pantalla de televisión. El autor cartagenero, al que Francisco Robles definió como «uno de los grandes novelistas europeos del siglo XX», conversó durante una hora con el periodista Jesús Vigorra.

Respecto a esta obra, reconoció que es su única novela optimista y esperanzadora hasta ahora, «pero no es que me haya vuelto blandito con la edad sino que he perdido la esperanza del todo en el hombre y yo quería que el lector cerrara el libro sonriendo, que es como yo he escrito este libro».

El autor cartagenero añadió que «hay hombres buenos, no muchos, pero si no se les apaga, como ha pasado siempre en España, el mundo tiene una esperanza. La voz del maestro bueno y lúcido no se debe sofocar. Desde los 5 a los 10 ó 14 años se pueden sacar de cualquier clase dos o tres personas buenas que ayuden a nuestro país a progresar».

Preguntado por Vigorra sobre por qué o por quién se batiría en duelo, dijo: «Yo me batiría en duelo por una mujer, un amigo o por un perro, aunque no necesariamente por ese orden. En realidad uno se bate por orgullo El orgullo tiene mala prensa porque se ha confundido con la soberbia o con la vanidad. El orgullo es lo que te permite mantenerte erguido frente al pelotón de fusilamiento. El orgullo debidamente administrado es una virtud»

De la cultura dijo que «es lo que no te hace no gritar cuando sabes que el avión en el que vas se va a caer o alguien lo va a estrellar. La cultura es un ejercicio de buena voluntad. El momento histórico de España para avanzar fue la Guerra de la Independencia, pero no pudo ser. Había mucha gente inculta».

Aseguró también que «los fanatismos son los peores enemigos del hombre». Y añadió que «la vida es imposible sin reglas. La vida te va dando una lucidez que vas quitando mayúsculas a las palabras honor, patria, bandera. Si todo eso desaparece, si no tienes una regla, una norma o un reglamento que te permita soportar el horror y la crueldad de la vida, el hombre se convierte en un juguete a merced de las olas. La vida es un sucesivo naufragio. Las reglas son consecuencia de los naufragios», dijo.

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