Alameda de Hércules de Sevilla, una ciudad dentro de la ciudad
La Alameda de Hércules en Sevilla es un lugar en el que encontrar de todo, donde pasar un día desde la mañana hasta el día siguiente sin descanso
Sevilla es una ciudad de barrios, pequeñas ciudades dentro de la propia ciudad, donde cada una de ellas presenta su propia personalidad, sus particularidades, su público preferente, e incluso sus costumbres. Sin embargo, ninguna zona del centro de Sevilla ha experimentado en el último par de décadas un cambio tan radical y espectacular como el que ha vivido la Alameda de Hércules.
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La Alameda de Hércules tiene una historia de lo más interesante, comenzando por un importante dato, y es el más antiguo jardín público no solo de España, sino de Europa, y es la plaza más grande del centro de Sevilla. Fue creado nada menos que en el 1574, y debe su nombre a las estatuas de Hércules que se colocaron sobre dos columnas que se trajeron de un antiguo templo romano. Las dos columnas del otro lado de la plaza no se añadieron hasta el siglo XVIII.
Una ciudad dentro de la ciudad
Desde los años noventa, la Alameda de Hércules ha sufrido una transformación increíble, pasando de ser una zona decadente (sobre todo por la noche) a uno de los lugares preferidos por los sevillanos para pasar todo el día. Y no sólo por los sevillanos, ya que también es uno de los espacios más cosmopolitas de la capital hispalense, donde encontrarse con visitantes de todo el mundo, ya sean extranjeros que han venido a estudiar, a vivir, o simplemente a pasar unos días.
Cualquier visitante que venga a conocer Sevilla debe saber que en la Alameda de Hércules se puede pasar todo el día sin necesidad (ni ganas, seguramente) de salir de ella, desde primeras horas de la mañana hasta… pues si se quiere, hasta la mañana siguiente.
Desde el amanecer hasta el amanecer
Y entonces llega la noche. Quizás conviene cambiar las tapas y entrar en alguno de sus modernos restaurantes de concina creativa, o viajar a través del mundo sin salir de la plaza gracias a sus diferentes ofertas de gastronomía internacional: restaurantes japoneses, chinos, mexicanos, turcos… cualquier elección es buena. Después, elegir un bar de copas no es tarea fácil, ya que hay tantos y tan diferentes que depende de los gustos de cada uno. Lo mejor es ir cambiando. Y para terminar, del pub a la discoteca…. Y dependiendo de la hora a la que se termine, hacer el círculo perfecto desayunando churros con chocolate al amanecer.
En resumen: además de venir a Sevilla a conocer sus monumentos, su gastronomía, o sus fiestas más populares, cualquier visitante debería pasar un día viviendo un día del fin de semana como un sevillano, pasando desde el amanecer hasta la madrugada en la calle, disfrutando de sus gentes y sus costumbres.
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