Ya se venía barruntando algo hace dos días. Nubarrones negros llegaban desde Barcelona augurando malas noticias. En principio, los habituales del circuito lo achacaban a Toni Nadal que, para proteger a su sobrino, suele acrecentar y exagerar sus males, pero esta vez no fue así.

Rafael Nadal realizó ayer las últimas pruebas médicas en Barcelona y por la tarde dijo que no iba a la final de la Copa Davis, que su rodilla había dicho no y que no podría defender a España: «Después de un año largo y positivo, me sabe muy mal perderme los dos grandes objetivos del año, Shanghai y la final de la Davis. Son momentos difíciles, pero he hecho todo lo posible para intentar llegar a esta final. Era una ilusión enorme, estoy acostumbrado a jugar con dolor, pero este es un dolor distinto, nuevo, que no consigo controlar», dijo Rafa ante una multitud de representantes de los medios de comunicación.

El balear lamentó no poder estar en Mar del Plata por esa tendinitis de inserción que padece en el tendón cuadricipital de su rodilla derecha: «La rodilla ha dicho no. No sé si la lesión es por apurar o no en mi lucha por ser número uno porque, en realidad, no he hecho ningún torneo extra. Sólo he jugado lo que contaba para el ranking y no creo que se me pueda reprochar nada por eso. Lo cierto es que no he hecho ninguna locura para ser número uno».

Un músculo tocado

Lo que sí quiso recordar el jugador es que ha vivido un año muy cargado con una temporada complicada por los Juegos Olímpicos y destacó que, a pesar de lo complicado del calendario, «he podido cumplir objetivos importantes».

El doctor de la Federación Española de Tenis, Ángel RuizCotorro, que acompañó a Rafa en todo momento, dijo que en los próximos diez días seguirá la evolución de la lesión del jugador, pero ya adelantó que el número uno mundial tardará aproximadamente «entre tres y seis semanas para poder recuperarse totalmente».

El médico indicó además que sería «totalmente imposible plantearse que Nadal jugase infiltrado ante Argentina porque es un músculo tocado y las cosas no tendrían un final feliz». Cotorro recordó que Rafa «ha jugado con dolor en otras ocasiones, pero esta es una lesión nueva para él. Lleva una temporada muy dura y su organismo le lleva avisando durante varias semanas. Se trata de una lesión aguda que necesita un tiempo de recuperación. No es preocupante, pero hay que prestarle atención. Si jugase la final, la lesión iría a más».

El jugador español conoció el alcance de su lesión hace una semana, cuando el doctor Ruiz-Cotorro confirmó, tras examinarle, que el tenista de Manacor debía someterse a un tratamiento de antiinflamatorios, fisioterapia y crioterapia (aplicación de frío) local antes de volver a entrenarse en pista.

El jugador quiso dar esperanzas a los aficionados declarando que «España puede ganar la final. Nuestra opciones no terminan en mí». En ese sentido, David Ferrer realizó unas manifestaciones en las que señalaba que «la ausencia de Rafa es un aliciente más para ganar la Davis y dedicársela a todos los españoles y a él mismo». Al poco de conocerse la noticia, el capitán del equipo argentino, Alberto Mancini, se pronunció sobre la baja del español: «Más allá de sentirlo por él, hay que reconocer que es una buena noticia para nosotros. Todos queríamos verle, pero que no esté él es un punto a favor nuestro». Hoy, Emilio Sánchez Vicario deberá decidir el cuarto hombre. Robredo ya renunció ayer: «Llevo doce días sin pegarme ni una carrera. No sería útil», admitió.