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Miércoles, 18-02-09
Desde que en 1923 fue creada y fabricó su primer hidroavión bajo licencia, Construcciones Aeronáuticas, S.A. (CASA) ha sido el principal referente de la industria aeroespacial española. Atrás queda la colaboración con Alemania (1937-1953) para construir el C-207, la fabricación, también bajo licencia, del F-5, y el inicio del mantenimiento para las Fuerzas Aéreas de Estados Unidos. La expansión de la sociedad llegó de la mano de aeronaves como el C-212, C-101 o CN-235, así como de programas de desarrollo ligados a EADS, como el avión de combate europeo (Eurofigther), o el de transporte militar (A400M).
El papel de los «colegas españoles» dentro de EADS, tradicionalmente minusvalorado por alemanes y franceses, pocas veces ha sido reconocido. La División de Aviones de Transporte Militar que Airbus pretende integrar en su seno. arriesgó, especialmente en el área de derivados militares, y desarrolló la pértiga para reabastecer aviones en vuelo y el sistema de control asociado, proyecto por el que nadie daba un duro. Ni siquiera EADS. Sin embargo y gracias al ingenio español, el consorcio aerospacial ha logrado cerrar contratos multimillonarios con el Gobierno australiano, el Ministerio de Defensa británico (16.700 millones de euros), o el más reciente con las Fuerzas Aéreas de EE.UU. para suministrar 180 aviones cisterna (A330), presupuestado en 40.000 millones de dólares, que supone la mayor operación comercial de la historia aeronáutica española. El contrato está paralizado gracias a los «buenos oficios» de Boeing.

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