No es bueno el exceso de optimismo y mucho menos celebrar algo por adelantado. Estaba hecho el título para el Barça y Joseba Llorente destrozó la fiesta azulgrana apenas sin tiempo para reaccionar. Necesitaba un triunfo el Barcelona para entonar el alirón y lo tuvo a tiro hasta el último suspiro, pero vivió en sus propias carnes lo mismo que el Chelsea hace apenas cinco días con el tanto de Andrés Iniesta. Habrá que esperar a ver qué hace el Madrid en El Madrigal -tiene que ganar para retrasar el alirón azulgrana- o bien sentenciar los de Guardiola en Mallorca el próximo domingo, donde sólo necesitaría un puntito.

Al Barça, que no se guardó a nadie, se le escapó el partido porque desconectó con la expulsión de Eric Abidal. A trece minutos del final, mandaba plácidamente (3-1) y el «campeones, campeones» se oía hasta en Canaletas. Se dejó llevar por la corriente de la ola del Camp Nou y acabó ahogado porque el Villarreal agitó el mar y Manuel Pellegrini creyó en algo que parecía imposible.

Tuvo ocasiones como de costumbre, pero no fue el Barcelona de siempre. Con evidentes síntomas de cansancio después de la paliza de Stamford Bridge, se ausentó tan rápido del duelo como había tomado ventaja con un bonito tanto de Keita a los once minutos. Sin embargo, tuvo agallas y entusiasmo para resarcirse después del despertar amarillo, que se tradujo en un tanto de Joseba Llorente y en un paradón sensacional de Valdés a remate de Rossi, y se fue al descanso plenamente convencido de que era una noche de fiesta mayor.

Los tantos de EtoŽo y Alves hicieron de la segunda mitad un acontecimiento secundario, ya que la acción estaba en la grada. Dispuso el Barcelona de oportunidades para sentenciar, se le anuló un tanto legal a Xavi -también hubo un penalti a Alves en el primer tiempo que no se señaló- y el Villarreal recobró la vida cuando se le daba por muerto. Le ayudó sobremanera la infracción de Abidal y la expulsión al ser el último hombre y, con la transformación de Matías Fernández, convirtió el tramo final en un sinvivir. Merodeó tanto el área de Valdés que ya en el tiempo añadido, con dos minutos por encima, Llorente se inventó un golazo para dejar tieso al pueblo azulgrana. El Barça tendrá que esperar para celebrar un título.