Mohamed El Ouriachi estaba ayer roto de dolor mientras su familia trataba de arroparle. El joven, de 21 años, no se había recuperado todavía de la muerte de su mujer cuando le llegó la noticia de que su hijo había fallecido también.

La familia, que tenía pensado reclamar ante los tribunales ante una posible negligencia, no duda ahora de que con la muerte del pequeño Ryan sí habrá denuncia. De hecho, el entorno de Aziza, la madre de Dalila, se puso ayer en contacto en Ceuta con el despacho del abogado Carlos García Selva. El letrado, que espera reunirse hoy con la abuela materna del bebé, aún debe decidir si acepta la defensa.

Mohamed El Ouriachi viajó el sábado pasado desde Marruecos a Madrid para cuidar de su hijo Ryan y lo visitó el domingo en el Hospital sin imaginarse que pocas horas después iba a morir.

«Estaba fuera de peligro»

Los médicos, que hacía días confirmaron que no estaba contagiado con la gripe que acabó con Dalila, le habían dicho incluso que el bebé «evolucionaba bien y estaba fuera de peligro», como explica Hasán, actual marido de la madre de Mohamed.

Pero las llamadas a los teléfonos de la familia con el trágico aviso empezaron a sucederse al poco de romper la madrugada del lunes. Mohamed se lamenta sin dejar de llorar en su casa de Madrid. «No tengo fuerzas. No puedo pensar en nada», dice a este corresponsal a través del teléfono.

«Lo han matado. Es una equivocación, pero queremos justicia», asegura indignado Sufián, esposo de una de las hermanas de Dalila.

La familia aceleraba ayer los trámites con el consulado marroquí en Madrid para trasladar el cuerpo de Ryan a Mdiq, localidad del país magrebí junto a Ceuta donde está enterrada su madre. Junto a ella se cavará una tumba en la que yacerá el hijo que nació horas antes de que la joven marroquí se convirtiera en la primera víctima mortal de la gripe A en España.