Juan Pablo Domínguez Teba tiene 24 años y recuerda con cariño sus años en Andex, Asociación de Padres de Niños Oncológicos, que para él terminó con felicidad. Por eso no se olvidó de ellos y los invitó a su ordenación sacerdotal. Se acuerda de la doctora Ana María Álvarez Silván, alma de Andex, al doctor Pineda y dice que le dieron mucho cariño: «Me acogieron como si fuera de la familia, con atención y delicadeza»

La carta que envió a Andex emocionó a todos, en especial a los más veteranos, que recordaban a «Juan Pablo III», como lo llamaban de chico. María Luisa Guardiola, presidenta de Andex, dice que la carta le emocionó y quiso transmitirla a todos: «A la doctora Álvarez Silván le dije «Ana qué orgullo haber salvado a un sacerdote»».

Dice Juan Pablo que nació con la enfermedad y que la que se dio cuenta fue su abuela que le notó unos bultitos en el cuello. Ni en el centro de salud de La Palma del Condado donde vive su familia, ni en Huelva le dieron importancia. Fue en Sevilla donde cuando tenía tres o cuatro meses le diagnosticaron neuroblastoma, un cáncer de tórax. Con nueve meses le operaron y estuvo con quimioterapia hasta los cinco o seis años. Después fue dado de alta aunque tenía revisiones de cada dos años hasta los 13.

Las secuelas que le han quedado es hipertensión, carencia de glándulas sudoríparas y mala circulación en el lado derecho del cuerpo. Pero no echa cuenta: «Estoy bien físicamente y no le doy importancia». Tras la curación se desvinculó de Andex pero luego tuvo la necesidad de reencontrarse con sus orígenes y de ahí su invitación y su oración por los niños enfermos.

Es el mayor de ocho hermanos, y comenta que recibió la fe de sus padres, «seglares comprometidos del Camino Neocatecumenal» que vivían la fe que profesaban: «En casa todos comentábamos lo que nos decía a cada uno la palabra de Dios».

Con 18 años entró en el Seminario y ha estado un año como diácono en Santa María de la Mesa de Utrera. Tras su ordenación ha sido nombrado vicario parroquial de Nuestra Señora de los Angeles y Santa Ángela de la Cruz, en Sevilla Este. Ayer dio su primera misa en la Parroquia de La Palma del Condado y el 4 de octubre oficiará otra en Santa María de la Mesa. Tal y como dijo en las confirmaciones de los Salesianos de Utrera, por indicación del cardenal, refiriéndose a su vocación: «No soy un superhombre pero el Señor llama, y no hay mayor felicidad que hacer felices a otros y si es en nombre de Jesús más».