Los ojeadores del Real Madrid se fijaron en un jugador menudo brasileño que apuntaba maneras. En su país le apodaron el «nuevo Roberto Carlos». Otro cañoncito para la banda izquierda. Vieron en él al recambio idóneo para sustituir al mejor lateral izquierdo que ha pasado por el club blanco. Como era joven había que darle su tiempo para que creciese y madurase personal y futbolísticamente.
Sin embargo, su andadura ha estado plagada de altibajos. De dientes de sierra.
Juande le puso de interior
Su capacidad ofensiva cumplía con lo estipulado, pero cuando se trata de defender se encuentra con dificultades. No es culpa suya. El perfil del brasileño tiene mejor cara cuando juega de interior izquierdo. O incluso de extremo. Ahí le puso Juande Ramos en la pasada temporada y su rendimiento fue notable.
Choca mucho que el Real Madrid haya invertido más de 240 millones de euros y no haya sido capaz de encontrar una pieza fiable para reforzar el costado izquierdo. Sólo sonó Clychi, el lateral del Arsenal. No se habló de nadie más. Sólo que Pellegrini anunció públicamente las parejas. «Marcelo y Drenthe son los laterales izquierdos de este equipo», dijo. Quizás para empresas medianas, sí. Para las grandes, cada vez aumentan las dudas.
Ayer lo demostró con un despiste imperdonable en el gol de Navas. Menos mal para los intereses blancos que por allí estuvo luego Casillas. Volvió a ser decisivo para su equipo. Lo mantuvo con vida en la primera parte con una parada a Luis Fabiano y realizó otra intervención de matrícula cuando el Pizjuán cantaba el segundo gol de Perotti.
Ese lance cambió el desarrollo del partido porque dos jugadas más tarde empató Pepe. Allí llegó el indulto parcial a Marcelo, pero el brasileño suele ser reincidente.
Y lo que es peor, el Sevilla volvió a sacar provecho por el costado izquierdo en un despiste colectivo a la salida de un córner. El partido recordó a viejas tardes. Paradones del «1» y goles del «9». Estaba el primero, pero no se halló al segundo.
