Agresión de Ronaldinho a Raúl
Un partido tan malo sólo podía acabar con bronca. A cinco minutos del final se montó la mundial. Como si los jugadores quisiesen redimir la pena que acumularon a lo largo del encuentro. Fue a la salida de un saque de esquina. Thiago Silva se elevó por encima de todos y el balón acabó en la portería. El central arrolló a varios en su camino y el colegiado pitó falta.
Los jugadores del Milan se fueron contra el colegiado como fieras. Ellos no vieron falta por ningún lado. Se formó una montonera. Raúl intentó hacer de guardaespaldas del señor De Bleeckere. Fueron unos segundos interminables. Ronaldinho perdió las formas y regaló un manotazo al capitán del Real Madrid. Inaudito. Lo hizo en la cara del árbitro, pero no lo vio. O no lo quiso ver.
La tangana fue breve pero intensa. Pepe volvió a perder los nervios y lanzó una coz que por fortuna no alcanzó a ningún futbolista del Milan. Nesta también se metió en la gresca. Y alcanzó a Raúl. Fue el más damnificado. Iba a defender y se llevó la mayoría de los palos. El belga no vio la defensa del «siete». Es más, le amonestó por la trifulca. Fue la antesala del «milanazo» porque Pato cerró una noche desastrosa para el conjunto blanco.
El Madrid perdió su segundo partido. El primero contra el Sevilla. El siguiente, con el Milan, un grande venido a menos en las últimas fechas. La realidad es que el equipo de Pellegrini sigue sin carburar con los grandes, si a este Milan se le puede catalogar de grande. Es un palo considerable porque sólo faltaba Cristiano Ronaldo. Del equipo blanco sólo se puede rescatar el encomio de Raúl. Incombustible de principio a fin. Pero si el Madrid se debe a los logros individuales del capitán hay algo que no funciona.
Ronaldinho completó una noche nefasta. Mantiene la parafernalia. Botas llamativas. Amarillas. Cinta en el pelo. Negra. El ochenta en la espalda. ¿Y fútbol? Cero. Esta vacío. Se montó un corralito en la banda izquierda y no quiso saber nada de la tarea defensiva. Mantiene el vicio de los taconazos, de los controles imposibles... Todo en una baldosa. Y en el fútbol hay que correr. Como hace Raúl.

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