Fallece a los 89 años Antonio Rivera, padre de Paquirri
Antonio Rivera, el patriarca de una de las familias de toreros más importantes del país / foto: EP
Actualizado Martes , 10-11-09 a las 17 : 42
Hace tres semanas que Antonio Rivera Alvarado permanecía ingresado en el hospital Puerta del Mar de Cádiz, donde ingresó aquejado de una dolencia estomacal que fue empeorando con el paso de los días. El padre de Paquirri se encontraba en estado grave y la familia era consciente que no le queda otra «sino esperar», había declarado su hija Teresa. Hoy, cerca de las 14:00 horas, ha fallecido rodeado de sus hijos a los 89 años de edad.

Los últimos días Antonio los había pasado sedado y con complicaciones respiratorias. Los miembros de la familia Rivera han compartido esos últimos momentos con el patriarca. Ante la pregunta de de quién ha ido a visitarle, su hija Teresa aclaraba que «los que tienen que estar con él, están ahí dentro. Los que hemos estado siempre a su lado estamos aquí». Y añadía: «Sí, sus nietos están dentro con él»; aunque no aclara si se refiere a Francisco y Cayetano Rivera. Los rumores apuntan a que Teresa podría haberle dicho a los hijos de Carmina y Paquirri que no acudieran al hospital para así conservar una imagen más agradable de él. Pero ella no suelta palabra: «No es momento de hablar de estas cosas, por favor». Al que sí se vio entrando al hospital ha sido a Jose Antonio Canales Rivera, hijo de Teresa y también nieto de Antonio.

Antonio tenía 89 años y vivía con su hija Teresa desde 2003, año en que le diagnosticaron demencia senil. El sepelio se efectuará mañana en Barbate (Cádiz), de donde era natural y donde ejerció como conserje del matadero municipal una vez que se retiró de la actividad taurina, pues vistió también el traje de luces en su juventud.

La tauromaquia era su vocaciónAntonio Rivera inculcó la vocación de la tauromaquia a sus hijos José (el mayor, apodado «Riverita») y Francisco (el célebre «Paquirri», muerto por un toro en el ruedo de la plaza de Pozoblanco). Igualmente fomentó la afición de sus nietos Francisco Rivera Ordóñez, Cayetano Rivera Ordóñez y José Antonio Canales Rivera, todos ellos toreros de alternativa.
El patriarca de los Rivera desde pequeño comenzó con su afición taurina, incluso llegando a torear los becerros que su padre compraba para su negocio de carnicero. En sus inicios contó con la ayuda del matador Pepe Gallardo para torear varias novilladas por la provincia de Cádiz hasta que se presentó en Madrid, el 7 de septiembre de 1941, donde dio una vuelta al ruedo.
Al año siguiente volvió a Las Ventas, el 29 de marzo de 1942, una tarde muy complicada para él, pues tras sufrir una voltereta, un novillo de la ganadería de Concha y Sierra le pisó la mano izquierda y los médicos le tuvieron que amputar dos dedos, por lo que tuvo que suspender la alternativa, que tenía cerrada ya para Sevilla, y retirarse del toreo en activo.
Entre los retos que se marcó y fue capaz de sacar adelante destaca la capacidad para seguir vinculado a la actividad taurina después de perder a su hijo «Paquirri» en el ruedo. A Antonio Rivera se le apreció mucho en el mundillo del toro por su extraordinaria personalidad, ya que fue un hombre luchador y de carácter afable, abierto e ingenioso.
Conocía todos los secretos del toreo, tanto en la plaza como en la calle y en el campo. Vivió sus últimos años en la finca «El Robledo», de Constantina (Sevilla), que fue herencia de su hijo «Paquirri».

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