Lleva tan pegado el balón a sus pies que despierta la impotencia de cualquier oponente que no sabe cómo quitárselo. Leo Messi recibió el enésimo palo cuando se consumía el tiempo de añadido en el partido decisivo de Kiev y resulta que el argentino sufre un esguince de grado dos en su tobillo derecho, por lo que es baja ya confirmada para el «derbi metropolitano» de mañana contra el Español -Joan Laporta dixit- y seria duda para la semifinal del Mundialito de clubes, que se disputa el miércoles de la próxima semana.
Nada altera más al barcelonismo que ver a su estrella en la enfermería, una sala que visitaba mucho más a menudo en tiempos pasados y a la que vuelve justo ahora que el Barcelona busca el único título que le falta en su museo. Los médicos recomiendan no forzar demasiado y de ahí que su presencia en el primer partido del Mundial de Abu Dhabi sea toda una incógnita -ante el Auckland City neozelandés o el Atlante mexicano-.
De este modo, el Barcelona pierde a su referencia ofensiva, pierde a un jugador encumbrado recientemente con el Balón de Oro y al que los últimos goles le han concedido una lluvia de halagos interminable. «Para mí, pierde más el Barcelona sin Messi que el Madrid sin Cristiano», confesó ayer Xavi, encargado de alimentar el debate. «Está por encima de cualquier futbolista», insistió. «Es una pieza muy importante para nosotros», añadió Piqué.
No hay jugador en el Barcelona que reciba tanto en sus superdotadas piernas. De hecho, Messi ha provocado en Liga 33 faltas y 17 en Europa, 50 en total. Además, ha sacado ocho amarillas a los rivales en el torneo doméstico y cinco en la Champions.
Para su desgracia, Messi ya se perdió el Mundialito que el Barça jugó en 2006 y también fue por lesión. Por entonces, el conjunto capitaneado por Rijkaard y Ronaldinho empezó su declive al caer en contra el Internacional.