Los descendientes de Diego de Alvear, el segundo comandante de la flota atacada por el inglés en 1804 en el Cabo de Santa María, han seguido este caso con especial atención. Su portavoz, José María Moncasi de Alvear afirma que esta sentencia ha sido "la mejor noticia del 2009, si nos fijamos en la salvaguarda del ingente patrimonio subacuático nacional que albergan los mares del mundo. Lo que esperamos los descendientes del almirante Diego de Alvear: que el “botín” de los cazatesoros se convierta en uno de los mayores atractivos culturales de nuestro país, de los que merecen ser visitados una vez en la vida".

Moncasi de Alvear subraya que el juez califica de "verdadera enciclopedia” la documentación generada por este proceso. Por ello ofrece "mi más sincera enhorabuena a Cultura, a Defensa (en la persona del Almirante Director del Museo Naval, Gonzalo Rodríguez González-Aller), a la abogacía del Estado en Estados Unidos (Mr. James Goold) que son los artífices de los documentos referidos por la magistratura estadounidense".

También destaca que el magistrado ha dictaminado que los restos no son propiedad ni de Perú ni de los demandantes particulares. "Se confirma así la postura de una inmensa mayoría de mi familia, que apoyamos a España en su lucha por defender nuestros intereses en este caso. En primer lugar, por coherencia con el legado del Almirante. Segundo, que don Diego ya fue indemnizado por el rey Jorge III con la mitad de su fortuna. Y, en último lugar, porque el Estado ya abrió la posibilidad a los descendientes de todos aquellos que llevaban propiedades en el buque a reclamar y ser indemnizados. Sin duda, ayer a España le cayó el verdadero “Gordo” de la Navidad, uno de los hitos más importantes de nuestro siglo."