Marina Castaño acudió con su novio al funeral por Cela
Actualizado Lunes , 18-01-10 a las 16 : 42
La esperaban en Padrón en la antigua colegiata de Santa María de Adina, en Iria Flavia, justo en frente de la sede de la Fundación Camilo José Cela que ella preside.
Era el octavo aniversario de la muerte del premio Nobel y más de un reportero se acercó pensando ver a la viuda y de paso intentar saber qué iba a hacer tras conocer que la Justicia apoya al hijo de Cela de satisfacer con cinco millones de euros la parte de la herencia que por legítima reclama ante los tribunales.
Tanto la Fundación como la propia Castaño tendrán que hacer frente a estas reclamaciones salvo que recurran esta decisión dictada en el Juzgado de Primera Instancia (cosa más que probable por no decir segura) y el caso se lleve ante la Audiencia Provincial y puede que hasta el Tribunal Supremo si se utilizan todas las vías de recurso.
Pero Marina no acudió a Iria Flavia a rezar por el alma del que fuera su pareja durante 17 años. En su lugar celebró un funeral casi privado en la nueva parroquia del barrio de Rivas Vaciamadrid, Santa Mónica, obra del arquitecto Ignacio Vicens. Acudió de negro, con collar de perlas, y no evitó leer los poemas de amor que Cela le dedicó en vida una vez finalizó la ceremonia. Eso sí, a su lado estuvo su actual amor, el navarro Patxi Eugui, y entre los poquísimos asistentes (no llegaron a veinte) se encontraba la modelo y actriz Mar Flores junto a su marido el empresario Javier Merino. Para entonces Castaño ya conocía de sentencia de la que no se ha pronunciado hasta la fecha.

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