Lunes
, 01-02-10
Raúl siempre era el hombre de los debates. Cada vez que la crítica ponía en duda su capacidad, respondía con una actuación notable, rematada con el mejor premio del fútbol, el gol. Esta temporada, el «7» está viendo muchos partidos desde el banquillo, un lugar tan inhóspito como desconocido.
Ahora ha descendido su participación en los partidos y tiene que conformarse con aprovecharse de los escasos huecos que dejan los teóricos titulares. En Riazor volvió a figurar en el once titular, noventa y ocho días más tarde. Desde la cita en El Molinón no participaba en el sorteo.
Ante el Deportivo se enfrentaba a un envite serio. Corrió como siempre. Fue solidario como nunca, se dejó hasta la última pizca de energía en el césped... pero no marcó. Falló en una de sus jugadas favoritas -balón cruzado para meter la puntera- y Aranzubía respondió con un paradón a su remate a bocajarro. Envite perdido. Y si se recupera Higuaín, podría perder el brazalete ante el Español.