Genio 1. Dicen cerca del Bernabéu que Gutiérrez, el 14, se va a ir a jugar a otra Liga. Por encima de mi cadáver. Y del de muchos más. No es posible hacer lo que hizo, pero lo hizo. No miró a Benzema, pero le vio, con ojos en la nuca. Un toque de genio, impensable. El que no haya jugado a esto no sabe lo difícil que es eso, en plena carrera, con las pulsaciones a mil y ver lo que no se puede ver.

Así que si el 14 quiere salir por la noche e ir al Buddha a inflarse a copas, yo se las pago. Si hay que construirle una sala especial para que oiga a Pereza, se la construimos sin el menor rubor. Si prefiere ir a Ibiza y ligarse mil muñecas, se las conseguimos (andamos sobrados) y si quiere montarle un pollo a Pellegrini, le compramos un altavoz.

Genio 2. Federer pasó por la piedra a Murray para hacerse con otro Grand Slam. Que ganara es lo de menos. Es lo habitual. Lo de más es lo sobrado que va. Incluso se largó una dejadita con bola de partido cual pelota de exhibición, y con seguridad pasmosa.

Jugó como si estuviera en el prado de su casa, allí donde acabó liquidando a aquella vaca que le habían regalado para hacerse unos filetes y zampársela entera. Como ayer se zampó al escocés.

Genio 3. Javi Rodríguez metió otro taconazo para asentar la victoria de España en la final del fútbol sala y abrir el camino a su quinto título europeo.Justa venganza por el hecho más insólito producido en los últimos años. Dos tipejos sin gafas, con pito y a un metro de la portería no ven un penalti (balón parado, mil miradas puestas en la jugada) y con vídeo incorporado. Que España saliese viva de esa encerrona ante Rusia habla bien claro de la herencia que han dejado figuras como Julio García Mera, uno de los jugadores más laureados de nuestro deporte.

Para mí que estos juegan algo más que los gorditos rellenos de chocolate que correteaban en los torneos de los medios de comunicación.

Genio 4. Togo, a la que ha sancionado la Confederación de África por retirarse del torneo. Es muy fuerte. Les ponen el autobús como un gruyere, les matan a amigos y compañeros, y van y les sancionan. Es como aquello de poner la cama. Hay que tener menos rigidez y más corazón...