Pasó la época de los desmentidos y empieza la de las exclusivas. Eso al menos se desprende de la actitud del actor Juan Ribó, el actual amor de Pastora Vega, que jamás en su vida había protagonizado tantos titulares como ahora. Cuando su ex pareja Cristina López del Hierro salió ante los medios para decir que Ribó estaba liado con Pastora, él optó por callar y hasta desmentir tales acusaciones. «Somos amigos, buenos amigos», repetía dejando a Cristina como una mujer paranoica que veía fantasmas donde no había nada. La parte de Pastora optó por no confirmar y hasta negar ese romance y así estábamos hasta el día en que Imanol Arias sorprendió en una sesión de fotos diciendo que tenía unos cuernos que le impedían pasar por las puertas.

La propia Pastora me aseguró que habían hecho las cosas de esa manera para no dañar a terceros, especialmente a sus hijos. Imanol y ella quisieron tener una ruptura amistosa y en ello están.

Pero ahora que Imanol Arias ya pasea su nuevo amor por Madrid y Venecia, es Ribó el que busca su minuto de gloria en el papel «couché» y ofrece una bien remunerada exclusiva para posar con los brazos cruzados y asegurar que lo de Pastora Vega ha sido un «milagro» de la vida, una ilusión que nunca hubiera imaginado y un amor por el que se siente una persona nueva. Surgió sin más y sin que nadie pudiera remediarlo y hoy viven apasionados este romance maduro, que además tendrá sus primeros frutos el próximo mes de junio en la obra de teatro «Una relación pornográfica», que empiezan a ensayar estos días. Una cosa deja clara el actor: su historia con Cristina se acabó hace ya más de dos años, cuando ella se mudó a Segovia y él se quedó en Madrid al cuidado de su madre enferma. Según su testimonio no hubo engaño puesto que no quedaba entre ellos sino una bonita amistad. Esas palabras coinciden con las informaciones que en su día publiqué y que me llegaban de fuentes muy cercanas a la pareja. Aunque Cristina ha enfocado este fin de romance como una auténtica canallada de Ribó, en su día, íntimos de los dos me insistieron en que la pareja no funcionaba como tal desde hacía tiempo. «Es más un amor platónico lo que Cristina siente por Juan que una relación de hombre-mujer», me dijo una íntima. Tal vez por ello Cristina aún se duela de ese final.

Otro tipo de relación es la que mantienen Silliane de Vilallonga y la escritora Begoña Aranguren. Las dos comparten haber sido mujeres del desaparecido José Luis de Vilallonga y el profundo desprecio que se tienen sin que intenten disimularlo. La última polémica ha sido a raíz del nuevo libro de Aranguren y la información en un medio, donde se especuló con la posibilidad de que la madre de Vilallonga hubiera sido amante del Rey Alfonso XIII. Es la propia Begoña quien me desmiente que ella haya asegurado tal cosa, es más, me consta que está muy dolida, pero eso no quita para que Silliane haya arremetido contra ella, asegurando que es una mujer «que sólo vive de los muertos» y que le parece intolerable que se lancen esos rumores «falsos» sobre una mujer que ni siquiera conoció. Silliane se despachó a gusto en el homenaje en la sala Fortuny a la relaciones públicas Marilé Zaera,su amiga íntima y de ahí que fuera la encargada de entregarle la placa. A Marilé la premiaron por toda una vida de profesión, tributo que compartió con dos maestros de la noche madrileña, como Paco de Rivera (Mau Mau) y Rafael Lozano (Cerebro). Los 70 y los 80 fueron suyos y justo es reconocerles el mérito. Entre los asistentes hubo «cumbre» de modelos de los 80: Damaris (hoy una fantástica pintora amén de diseñadora de joyas), Rosana Dipré, Candela Dolado, además de Ángel Nieto, Gigi Sarasola, Carlos Ochoa, Paola Santoni, la cantante Ángela Carrasco, el presidente de la fundación Crein Juan José Galiano y Sonia de Maré o el hijo de Marilé, Alejandro Serrano Zaera, un joven estupendo que está finalizando sus estudios de Derecho y Económicas y que siente auténtica adoración por su madre que ha luchado en solitario por sacarlo adelante y conseguir que la Justicia obligara a su padre a cumplir con lo que la Ley dictamina. Parece mentira que estas cosas aún tengan que resolverse en los tribunales y más cuando el denunciado es una persona tan conocida socialmente.