Lunes
, 19-04-10
El Real Madrid no se ha descompuesto en los momentos difíciles de la temporada. Ni cuando se lesionó Cristiano Ronaldo, ni con el «Alcorconazo», ni con la enésima debacle en la Liga de Campeones, ni con las derrotas frente al Barcelona, ni con las campañas vertidas desde un sector de la crítica contra Manuel Pellegrini, ni con la ausencia de Kaká y ni siquiera con la falta de respuesta de algunos de los jugadores que fueron fichados con el caché de salvadores de almas del proyecto de la ilusión.
Todo lo contrario, el vestuario se ha aislado con cierta exquisitez y ha aguantado con estoicismo cada somanta de palos. El objetivo era cerrar filas ante la tormenta y evitar las fisuras en un habitáculo demasiado permeable a los malos resultados. Muchos aficionados enterraron la Liga después del paso del Barcelona por el Santiago Bernabéu. Un análisis que se dejó correr de manera interesada en el Madrid a la espera de algún tropiezo del líder. Sobrepuesto el equipo del mazazo en Almería ahora los protagonistas se ven más fuertes. Con un punto de esperanza sobre la media más optimista.
El Madrid es un mal enemigo en el retrovisor. Los jugadores se han encargado de reforzar públicamente la confianza en el entrenador y quieren dedicarle el éxito si se llega a producir. Hay una defensa interna organizada en el vestuario a favor de Pellegrini mientras desde la zona noble del club sólo salen mensajes tibios de apoyo al técnico en boca de Jorge Valdano. En el vestuario le conocen con el sobrenombre de «El Junco» porque aguanta todo tipo de vientos, aunque rolen. El clavo ardiendo es el junco.
Hay comunión entre el futbolista y el entrenador. Ayer repitió la misma alineación que en Almería. Una continuidad que sólo se había registrado en otra ocasión en la Liga (jornadas 20 y 21 ante Deportivo y Español). Y se mantiene Guti en el once, una asignatura tan manida como necesaria. Los blancos reman en la misma dirección. E incluso están jugando bien, una deuda pendiente con los aficionados y con la institución. Anoche nadie se acordó de la pobre temporada. Hubo perdón a la espera de mantener con vida la persecución al Barcelona.
El último damnificado fue el Valencia. Un rival que por norma resulta muy difícil al Madrid. Siempre hay cuentas pendientes entre estos equipos. Uno de los protagonistas fue César. El ex portero del Real Madrid se desquicia con mucha facilidad cuando pisa zonas pantanosas. Tiene una espina clavada y no sabe cómo sacársela.
