Lo de Mourinho es ya de juzgado de guardia. Su sola aparición pública genera controversia y animadversión. Poco después de concluir el partido, el técnico del Inter cargó contra Guardiola y el Barcelona, asegurando que el equipo azulgrana no sabe perder «porque es lo que pasa con los equipos que están acostumbrados a ganar», y añadió: «yo también soy un poco así. No es fácil que un equipo admita la derrota».

Y es que al margen de estas críticas, Mourinho hizo un gesto despectivo a Guardiola llevándose el dedo a la sien. Guardiola no quiso responder a la provocación. «Le conozco desde hace tiempo y no invertiré ni un solo segundo para desgastarme. Es un buen entrenador», dijo con sorna. Luego, Mourinho precisó que el feo gesto iba dirigido a otros miembros del banquillo azulgrana.

También hubo un duelo dialéctico entre Mourinho y Xavi cuando éste último le recriminó que el arbitraje había sido muy favorable al Inter. «Yo iba a saludarle y él me ha hablado del árbitro. Quizá se refería a un partido entre el Barça y el Chelsea de la temporada anterior (los ingleses se quejaron del colegiado)».

Y como quien siembra vientos recoge tempestades, luego Balotelli desafió a Mourinho lanzando su camiseta al suelo tras el pitido final.