Para el fin de semana un cambio en los vientos empujará la ceniza hacia el Ártico y la lluvia limpiará las capas inferiores
Más lava y menos ceniza. Ese es el último análisis de la erupción del volcán Eyjafjälla que ayer realizó la oficina meteorológica de Islandia, después de que aviones guardacostas hicieran un vuelo de reconocimiento. Así, después de que a primeras horas del pasado lunes algunos temblores indicaran que la lava podría haber empezado a fluir del cráter, los vuelos de reconocimiento confirmaban que el penacho que corona el cráter comenzaba a perder fuerza y ayer ya no superó los 3.000 metros de altitud.
Según el Servicio Meteorológico de Islandia esto sugiere que está disminuyendo la entrada de agua en el cráter y que la fase de producción de cenizas está dejando paso a una de flujo de lava. En este sentido, el blanqueamiento de la nube indica que contiene más vapor de agua y menos cantidad de cenizas. Un diagnóstico que resultaría positivo para la recuperación del tráfico aéreo en los cielos europeos. No obstante, el Instituto Vulcanológico de Islandia advierte que el volcán es susceptible de volver a erupciones explosivas en cualquier momento.
Mientras tanto parece que las condiciones meteorológicos van a ayudar en los próximos días a la dispersión de la nube de cenizas. Tras el predominio durante las últimas jornadas de un sistema anticiclónico, con vientos débiles y poco aire descendente, que ha dejado suspendida y estancada la nube de ceniza sobre Centroeuropa, la predicción de la Organización Meteorológica Mundial (OMM) para el final de esta semana es que se va a desarrollar un potente sistema de bajas presiones sobre Islandia.
Esto no sólo va a suponer un cambio en los vientos, que previsiblemente empujarán la nube de ceniza volcánica hacia el Ártico, sino que además este sistema trae lluvias asociadas que limpiarán de cenizas las capas inferiores.
No así las capas más altas de la troposfera, por encima de los 6.000 metros. Las nubes que normalmente dejan lluvias, las bajas y medias, suelen situarse en nuestra latitud hasta los 5.000 metros de altura. Por debajo de esa franja es donde podría irse limpiando estos días, dependiendo de la altura a la que se sitúen las nubes. En este sentido, la OMM calcula que en estos momentos la mayor parte de la ceniza en suspensión se encuentra entre la superficie y los 3.000 metros.
Más tiempo en capas altas
Para las capas superiores de la troposfera la Organización Meteorológica Mundial advierte que «la ceniza muy fina inyectada en la atmósfera por encima de los 6.000 metros puede permanecer ahí durante bastante tiempo», ya que estas partículas muy pequeñas sólo podrían ser eliminadas eficazmente por la convección profunda a nivel local (tormentas), que no se esperan para los próximos días.
Herbert Puempel, jefe de la división de meteorología aeronáutica de la OMM, resumió ayer con optimismo la evolución de la situación generada por la erupción del volcán. «Tanto desde un punto de vista meteorológico como geofísico, para la segunda parte de esta semana todos los indicadores son positivos».

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