Tras su muerte, la vigencia de su cine sigue inalterable por una complejidad que iba más allá y sentaba las claves del cine moderno

El cineasta Alfred Hitchcock junto a uno de los símbolos de su cne, los pájaros. /Archivo
Treinta años después de su muerte, la vigencia del cine de Alfred Hitchcock sigue inalterable por una complejidad que iba más allá de las magias del suspense.