
AP | Mark Webber, empapado de champán, festeja la victoria en Montmeló
Lunes
, 10-05-10
Por el carbonatado cuerpo de la bebida que da nombre al equipo Red Bull se escapan burbujas de vida. Muchas, demasiadas. Tantas que hay riesgo real de que el resultado derive hacia un brevaje insípido y carente de fuerza, ajeno a las cualidades que proclama. Y todo porque el dominador se desangra, porque el incontestable dominio que ha franquiciado en las jornadas de calificación no lo extrapola después a las carreras.
Los números mandan. ¿Cuántos puestos han perdido los Red Bull desde el cierre de actividad de los sábados hasta que cae la bandera a cuadros los domingos? En cinco carreras, la friolera de 45 puestos. Estadística deficiente que explica que los bólidos del team austriaco se contentan con temporales medallas de bronce.
Webber, mejor que Vettel
La realidad no es agradable con la escudería que ha marcado las cinco mejores vueltas calificatorias, canjeadas por otras tantas poles. Tres de Vettel y dos Webber. El alemán no ha logrado permutar ninguna de ellas ni siquiera por una plaza en el podio, ya que la carrera que ganó en el trazado malayo le vio llegar desde la segunda fila de la parrilla. Más efectivo ha resultado el australiano, que en Malasia fue segundo y ayer defendió en Barcelona de principio a fin su puesto.
Vettel ha perdido él solo 29 plazas, que traducidas en posibles puntos arrojan un balance demoledor. De hecho, sólo en una carrera ha logrado mejorar su argumento calificatorio. En las dos primeras citas del año fue el poleman, pero acabó cuarto en Bahréin y abandonó en Australia. Sólo Malasia le vio sonreír al pasar de tercero a ganar la prueba, antes de regresar al mundo de los lamnetos en China y España, cayendo de la primera y segunda posiciones a la sexta y tercera, respectivamente, en carrera.
Webber ha mostrado un vaivén más contenido en lo que a plazas dilapidadas se refiere, pero sólo en Montmeló fue capaz de no concluir con números rojos. En el resto de citas, el suspenso le atrapó con siete lugares perdidos en Albert Park, seis en Shanghai, dos en Bahréin y uno en Malasia.