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El cambio climático engorda a las marmotas, que también se reproducen más, según un estudio publicado en Nature
El cambio climático sienta bien a las marmotas de vientre amarillo que viven en las Montañas Rocosas de Colorado. El calentamiento global propicia veranos más largos. Y durante los mismos, estos roedores se vuelven más saludables: engordan, tienen más descendencia y sus posibilidades de sobrevivir al invierno aumentan. Un grupo de científicos del Imperial College London (Londres) lleva investigando el hecho más de tres décadas.
El estudio, publicado en la revista «Nature», revela que los cambios en el clima han provocado que estas grandes «ardillas», que viven a 3.000 metros en las montañas, se despierten antes de la hibernación. Así ganan tiempo extra para reproducirse y convertir en reservas lo que engullen. Durante su sueño invernal pierden en torno a un 40% de su masa corporal. Las madres, a las que se les acelera también el parto, traen al mundo crías que cuentan bajo su pata con las mismas ventajas que sus progenitores.
Comportamiento inusual
Es la primera vez que se demuestra que un cambio de estaciones produce alteraciones simultáneas en la masa corporal del animal y en el tamaño de su población.
En concreto, la masa media de las marmotas adultas pasó de 3.094 gramos a 3.433 gramos entre 1976 y 2008. Y su población aumentó de 0,56 marmotas por año a 14,2.
No obstante, este comportamiento es inusual. Los expertos explican que la marmota de vientre amarillo está acostumbrada a vivir en zonas con cortos veranos y largos inviernos y a hibernar durante un periodo de entre siete y ocho meses.



